Capítulo 22

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Marina

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Marina

Me parecía un descaro que Raiza viniera hasta aquí y me pidiera que la escuchara, pero también soy débil. No debería darle ninguna oportunidad. ¿Y si es una trampa y quiere llevarme nuevamente para amenazar a Julls?

—Ha sido toda mi culpa. He estado cegada por el odio que sentía hacia Vidal, ya que fue él quien estuvo involucrado en el asesinato del anterior jefe de la mafia rusa. A raíz de eso, mis padres fallecieron, y es ahí donde aparece Iván Volkov. Él fue quien me pidió ayuda, me contó todo sobre mis padres y cómo Vidal y sus amigos habrían terminado con la vida de mi familia. Mis padres eran influyentes comerciantes, pero ahora no sé si eso es del todo cierto. Acabo de enterarme de que no fue culpa de tus amigos. He estado muy equivocado y cegado por la ira, que he dejado que Iván se apoderara de mí.

Ella seguía de pie explicándome todo, y en mi mente lo único que pensaba era en abrazarla. Se notaba que había estado sufriendo todo este tiempo, y entiendo que haya querido buscar justicia, pero esa no era la manera correcta de hacerlo.

—Después de nuestro último incidente, decidí investigar por mi cuenta lo que realmente había ocurrido en ese tiempo. Descubrí muchas cosas. Ahora me arrepiento infinitamente. Lo primero que he hecho es venir a pedirte perdón por todo lo que les he hecho pasar, desde el secuestro de Julls, el incendio en la oficina de Santiago, pero te juro, Marina, que el accidente de la familia Sweet no tuvo nada que ver conmigo. Iván no me ha dicho nada al respecto, y estoy casi seguro de que tiene que ver con el diputado que acaban de asesinar hace unos días. Aunque trabaje con él, hay cosas que no menciona, solo suceden y no puedo hacer nada.

Sentí muy sinceras sus palabras. No entiendo cómo pudieron hacerle tantas cosas, solo por una estúpida guerra sin fundamentos, y peor aún, jugaron con el asunto de su familia para tenerla dominada. No puedo entenderlo.

—Sabes que no tienes que pedirme disculpas. Quién necesita esas disculpas es mi querido amigo Julls y sus amigos. Son ellos quienes deciden si tus disculpas son sinceras —recalqué.

—En eso tienes razón, pero quería pedirte que me perdones antes de que sea demasiado tarde. Marina, te amo. No sé en qué momento empezaron a desarrollarse tantos sentimientos hacia ti, pero no puedo sacarte de mi cabeza, y no pienso perderte —sentí tanta desesperación en sus palabras que no dudé en ningún momento en lanzarme hacia ella y abrazarla.

—Ojalá todo se pudiera resolver pronto. Te quiero, Raiza. Aunque lo nuestro haya comenzado con una mentira, los sentimientos son genuinos y debemos quedarnos con eso.

—No sé cuándo puedas perdonarme, pero desde ahora haré las cosas mejor. Me redimiré con ustedes ayudándoles a terminar con Iván para que podamos tener paz de una vez por todas —dijo, mirándome a los ojos. Ella quería que me diera cuenta de que no mentía, que sus palabras eran reales y que de verdad quería ayudar.

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