Capítulo 14

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Jean

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Jean


Horas antes de la carrera

No debemos dejar que Julls se meta en problemas; gracias a Santiago, que no pudo quedarse quieto, ahora debemos estar mucho más pendientes de Julls. Esta noche es la carrera, no quiero cometer ningún error. Apoyemos a Gael en todo momento.

—Sabes que ganaré, como siempre. El hecho está en mantener nuestros negocios. Como sabes, están tratando de quitarnos terreno y no podemos perder nuestro dinero. —Dijo Gael.

—Está bien, dejemos de discutir. Ayer me visitó Kate y dijo cosas muy interesantes. Necesito saber quién está vendiendo información nuestra. Santiago, debes saberlo. ¿A ti te dijo quién era o me equivoco? —Indagó Vidal. Por su expresión, noté que estaba un poco molesto, quizás le molesta el hecho de que Julls haya hablado con Santiago antes.

—No, ayer después de estar con Julls, lo llevé hasta su casa y me fui a mi departamento. No tuve oportunidad de abrir el sobre que Kate me proporcionó. —Respondió Santiago sin más y con la misma serenidad de siempre.

—¿Y por qué sigues aquí? Es necesario saber quién es el informante. —Inquirió Vidal.

Vidal parecía molesto por algún motivo, y no quiero pensar que es por Julls, porque no se lo permitiría. No tiene por qué molestarse si es lo que habíamos acordado desde un inicio. —¿Qué es lo que sucede contigo? Te noto molesto. —Pregunté.

—No deberías molestarlo. Si dices algo más, seguro que nos echará de su oficina de inmediato. —Habló Gael.

—No me gusta el hecho de estar en esta situación. No es nada. Solo preocupémonos por la carrera y los talleres. Hay que surtirlos, necesitamos más mercadería. Además, Kate va a realizar una subasta con el cargamento que le dimos. Debemos ir para recoger nuestro dinero sin que los rusos intervengan. —Aclaró Vidal, quitando la expresión de rabia que se mostraba en su rostro.

—Sabes que ahora es imposible dejar nuestro lugar. No podemos. Deberíamos decirle a Kate que se encargue. —Dijo Santiago.

Gael y yo somos los únicos que no sabemos qué ocurre con los rusos. A veces no entiendo por qué Vidal nos oculta ese tipo de cosas. Solo podemos escuchar las conversaciones sin entender de qué hablan, además de las carreras ilegales y los talleres. No sabemos nada más, bueno, y unos cuantos trabajos que no me gustaría recordar.

—¿Qué es lo que sucede con los rusos? ¿Por qué están preocupados por los rusos? ¿Con quién estamos haciendo negocios? —Preguntó Gael, como robándome mis pensamientos.

—No tienes que saberlo todo. Es mejor que se ocupen de los talleres, ustedes son los mejores con eso. —Ordenó Vidal, evadiendo cualquier pregunta incómoda que le pudiera estar haciendo Gael.

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