Vidal
Entre las cosas que más odio con todo mi ser, está el hecho de que alguien toque a Julls. No soporto que alguien que no sea yo ponga sus manos sobre él. Me molesta que siempre estén fastidiándolo.
—Tan temprano y ya estás bebiendo. —dijo Santiago entrando a mi despacho junto a Gael y Jean.
—No es como que tu opinión me importe. —respondí cortante. No es que estuviera molesto con ellos, pero toda esta situación me tiene alterado. Todas las cosas que han estado sucediendo no me tienen de buen humor.
—¿Qué hiciste con los dos hombres de aquella noche? —preguntó sin rodeos.
—No tienes que preocuparte, están bien.
—No lo creo. —intervino Jean.
—Olvidemos el tema. Cualquier cosa que haya hecho Vidal está bien. —habló Santiago mientras se acercaba hasta mí. Él sabía que seguramente habría terminado con la vida de esos tipos. Está totalmente consciente, cuando se trata de deshacerse de alguien soy el único que no teme en ensuciarse las manos.
—Aún no se ha despertado Julls. Creo que es conveniente que resolvamos este asunto tan pronto como podamos. No quiero que él se entere de esto. —Interrumpió Gael, desviando el tema inicial.
Todo este asunto no me tiene nada bien. Miro las caras de mis amigos que están esperando una respuesta, pero no puedo pensar en nada en este momento.
—Tu silencio no está aportando nada. ¿Acaso nos vamos a quedar de brazos cruzados? Sabes que, si se enteran de que estamos envueltos en negocios turbios, estamos jodidos. —mencionó Jean preocupado.
—Crees que dejaré que eso suceda. ¿Quién se va a enterar? No estamos traficando drogas ni mucho menos personas. Solo son piezas para los vehículos en las carreras. —Santiago añadió, mostrando una sonrisa en la comisura de su boca.
—Cállense, Julls se puede despertar en cualquier momento. —Interrumpí—. No quiero que nos escuche hablando de este tema. Ya solucionaremos lo que está sucediendo. Solo es un aficionado. ¿O crees que el exnovio de Julls puede tener la suficiente inteligencia y la cantidad de dinero que manejamos para estar en este negocio? Por favor, no me hagas reír.
De pronto, el sonido de la puerta me hace exaltarme. La espléndida figura de Julls aparece frente a nosotros, caminando por todo mi despacho. Miré la expresión de los otros y supe que estaban en la misma situación que yo. Llevaba su cabello desordenado. Aun recién levantado es muy lindo.
Relamí mis labios, suspiré profundo. —Julls, anoche tuve que resolver algunas cosas. Perdón por no estar en casa.
—Ustedes se están comportando muy raros últimamente. No sé qué pasa. Me quedé esperando por ustedes anoche, pero al final me quedé dormido. —explicó con una mirada triste y soltando un respiro profundo. Sus pucheros me vuelven loco. No puedo soportar.
ESTÁS LEYENDO
GRUPO DE 5
Teen FictionSomos un grupo de 5 chicos y siempre estamos juntos. Aunque soy el más tranquilo y calmado de mis amigos, me siento completamente seguro cuando estoy con ellos. Desde que estábamos en la escuela, me han protegido de los demás cuando me intimidaban p...