༆𝐈 𝐚𝐦 𝐚 𝐃𝐫𝐚𝐠𝐨𝐧 |ʜᴏᴛᴅ ♔︎

♔︎|𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐕𝐥𝐥:

                  ʜᴏᴜsᴇ ᴏғ ᴛʜᴇ ᴅʀᴀɢᴏɴ

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                        ♔︎|𝐀𝐥𝐢𝐜𝐞𝐧𝐭:

Había llegado el gran día. Hoy el Rey se uniría nuevamente en matrimonio y Alicent estaba agradecida de no ser ella la futura esposa.

En este tiempo había ayudado a la Princesa Rhaenys y a la futura Reina Consorte con los últimos detalles de la boda. En todo el trascurso no pudo dejar de pedir perdón mentalmente a Laena Velaryon. La pelirroja es consiente que esto no es totalmente su culpa, después de todo Lord Corlys es como un segundo Otto. El hombre también vendió a su hija al mejor postor.

Alicent sintió que una manera de aliviar su culpa era convirtiéndose en amiga de Laena, al menos así tendría alguien con quien desahogarse y no sentirse tan sola en esta fría Fortaleza, pero en realidad Laena tiene muchas maneras de aliviar ese horrible matrimonio, unas de esas son: sus padres, su hermano, su dragón y ahora a Alicent. Esas son cosas que la pelirroja no tubo en su "Sueño", ahí ella está totalmente sola.

Sin mencionar de que ya sea si fueran amigas o no, pronto serían "familia", después de todo Laena se estará casando con el Rey y ella se casara con el hermano de este, al cual tenía que ver dentro de poco.

Había pedido que le prepararan un baño y después de haberlo tomado se encontraba arreglándose.

Se pondría un vestido verde el cual tenía al rededor de las muñecas y en el final del vestido una decoración que simulaba el fuego »un recordatorio de la próxima unión« de color dorado y de este mismo color eran sus pendientes y collar. El vestido tenía una abertura en su pecho un poco reveladora, pero eso no le importo, era la boda del Rey, hoy todo el mundo luciría sus mejores ropas. De peinado llevaba la gran mita del cabello superior sujeto en un moño y solo un poco de cabello suelto que caí por su espalda.

Cuando estuvo completamente lista camino hasta casi llegar a las puertas del gran salón donde se llevaría a cabo la celebración. Ahí es donde se quedó de ver con el Príncipe Rebelde para poder llegar juntos y mantener las apariencias, solamente rezaba a los Dioses para que él cumpliera su palabra y llegara a tiempo.

Después de un rato de esperar y ver que no llegaba decidió que era mejor irse y entrar sola, si alguien le preguntaba diría que el Príncipe tuvo un retraso, pero justo en ese momento el platinado llego.

—La puntualidad no debe ser lo suyo, mi Príncipe. Estaba a punto de irme y llegar yo sola al gran salón —le reproché en cuanto estuvo lo suficientemente cerca de mí.

—Bueno tal vez debió haberlo hecho y me ahorra todo este "dramatismo romántico" de llegar juntos —respondió burlón.

—Con gusto lo haría, pero lamentablemente eso es algo que a Su Majestad el Rey no le gustaría.

El Príncipe debería saber que no hago esto por gusto y recordarle que esto es lo que el Rey espera de ellos. Sabe cuanto detesta el platinado que le recuerden que está bajo las órdenes de su hermano o más bien lo que eso implica.

El Príncipe se dedicó únicamente a darle una mirada de molestia y advertencia.

Caminaron juntos hasta la puerta y estando ya enfrente de esta el platinado le ofreció su brazo de mala gana para poder entrar, pero antes de eso el guardia los anuncio.

—Con ustedes, Su Alteza el Príncipe Daemon Targaryen y su prometida Lady Alicent Hightower.

Para su mala suerte Rhaenyra ya estaba ahí al igual que el Rey, quien obviamente estaba esperando a la futura novia. Alicent no pudo hacer nada más que dedicarle una sonrisa de disculpa a su "futuro buen hermano", el cual parecía debatirse entre resignación »por parte de Daemon« y comprensión.