༆𝐈 𝐚𝐦 𝐚 𝐃𝐫𝐚𝐠𝐨𝐧 |ʜᴏᴛᴅ ♔︎

♔︎|𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐥𝐥𝐥:

                 ʜᴏᴜsᴇ ᴏғ ᴛʜᴇ ᴅʀᴀɢᴏɴ
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                         ♔︎|𝐀𝐥𝐢𝐜𝐞𝐧𝐭:

La Fortaleza Roja había estado demasiado agitada con los preparativos para la boda del Rey.

Lady Laena se había mudado desde ya hace una semana a la Fortaleza. Todo esto para que se fuera acostumbrando al lugar, a su futuro esposo y a sus futuras responsabilidades como Reina Consorte.

Rhaenyra obviamente no había estado muy cómoda con este cambio, pero hacía todo lo posible por poner de su parte.

Por otro lado, Alicent seguía calculando como sería su siguiente movimiento que era el matrimonio de Rhaenyra. Tiene dos opciones las cuales son: el Príncipe Daemon o Ser Harwin Strong.

La primera la veía un poco dificil, ya que el Rey ni en su momento más loco casaría a su preciada e inocente hija con su hermano rebelde, quien posiblemente codicia el Trono ante los ojos del Rey. La segunda opción era más viable, puesto que Ser Harwin tiene una excelente fama de ser un gran guerrero, buen hombre, perteneciente a la Casa Strong y además era el primogénito de la actual Mano del Rey.

¿Cuál era el problema? Laenor Velaryon.

La primera opción que le darán al Rey será Ser Leanor Velaryon: hijo de la Princesa Rhaenys Targaryen y Lord Corlys Velaryon, primogénito de la gran Casa Velaryon. Viéndolo de esa forma es un gran partido, si no fuera porque no tiene absoluto interés en las mujeres y, por lo tanto, no podrá cumplirle a Rhaenyra como esposo, obligándola a quedar embarazada de alguien más y así tener bastardos.

La Hightower sabía que sería fantástico si el Rey aceptara al Príncipe Daemon como esposo de Rhaenyra, pero como lo veía poco probable su mejor opción se convertía en Ser Harwin. Lo que la llevaba a pensar en como podría convencer al Rey y a Rhaenyra en que el primogénito de la Casa Strong era mejor que el primogénito de la Gran Casa Velaryon.

Salió de sus pensamientos cuando escucho unos pasos acercándose a ella.

—Lady Alicent —la llamo el guardia.

—Ser Harwin ¿Qué puedo hacer por usted? —pregunto la pelirroja dejando de ver los rosales frente a ella.

Pensaba en el hombre y este aparecía, ¿era una señal de los Dioses?

—Su Majestad el Rey solicita su presencia en la sala de Consejo.

¿La sala de Consejo? ¿Para qué ocupará que vaya ahí? El nerviosismo invadió a Alicent, pero lo tuve que reprimir inmediatamente.

—Si son órdenes de Su Majestad el Rey no hay más que acatarlas, ¿no? —le sonrió al guardia frente a ella y este no hizo más que devolverle el gesto.

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Estando enfrente de la sala de Consejo a punto de pedir que anuncien su llegado se vio interrumpida cuando las puertas de dicha sala se abrieron de par en par.

El Príncipe Rebelde se dejó ver. Lucía un poco molesto, no dejo momento para que Alicent lo saludara, únicamente le dio una mirada rápida y se fue.

Estando ya adentro justo frente al Rey los nerviosismos de la Hightower luchaban por salir a la superficie.

—Lady Alicent, lamento llamarla tan imprevistamente, por favor tome asiento.

Tal como pidió el Rey, la pelirroja se sentó aún lado de este, quien estaba a la cabecera de la mesa.

—No hay porque disculparse, si Su Majestad el Rey me manda llamar debe tener una razón importante —comento mientras observaba como el Rey pedía que les sirvieran un poco de té.