༆𝐈 𝐚𝐦 𝐚 𝐃𝐫𝐚𝐠𝐨𝐧 |ʜᴏᴛᴅ ♔︎

♔︎|𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐕𝐥𝐥𝐥:

                 ʜᴏᴜsᴇ ᴏғ ᴛʜᴇ ᴅʀᴀɢᴏɴ

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                        ♔︎|𝐀𝐥𝐢𝐜𝐞𝐧𝐭:

La celebración se terminó ya hace mucho tiempo, ahora se encontraba en la comodidad de sus aposentos, pero ella no podía dejar de pensar en la reprimenda de su prometido.

Alicent no había sido consiente de su sonrojo o la risa boba que dijo el Príncipe que tenía. Cualquiera que hubiera escuchado creerían que el platinado estaba celoso, pero no, ella sabía que solamente se preocupaba por lo que podría perder si se arruinaba este compromiso.

Es verdad que tendría que tener cuidado con su comportamiento, ahora más que nada, pero era un poco injusto que los hombres puedan coquetear abiertamente aun si estaban casados, pero las mujeres no pueden hacer lo mismo. Claro que sigue siendo incorrecto de alguna u otra manera, aun así de ahora en adelante cuidara más sus acciones, no por el Príncipe sino por ella misma.

Este matrimonio no solo la ayudaría a emparejar a Rhaenyra y a Daemon cuando llegue el momento de que la Heredera al Trono tenga descendencia. Si no que también la ayuda a ella en muchas cosas, algunas de ellas serían: no tener que casarse con un hombre que le triplique la edad y a demás poco agraciado, ni tener que soportar que la llamen a los aposentos de este para cumplir con sus deberes maritales, será libre de todo eso y sin mencionar que se convertirá en la Dama de RocaDragon y si en dado caso llegaba a tener descendencia con el platinado »cosa que veía poco probable« estos heredarían títulos reales a demás del antiguo hogar de los Targaryen.

Parecería poco, pero es más de lo que una segunda hija de un segundo hijo puede conseguir. Ella no será como su padre quien no supo conformarse con lo que le dieron y por su ambición llevo a todos a la ruina.

Con eso en mente se dejó llevar al mundo de los sueños.
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                   ♔︎|𝐒𝐞𝐫. 𝐇𝐚𝐫𝐰𝐢𝐧:

Él no podía explicar esta fuerte atracción que sentía por la Princesa Rhaenyra. Ella era la chica más hermosa que hubiera visto, con su melena plateada, su piel lechosa y esos ojos amatistas que hipnotizaban a cualquiera. Tenía una personalidad libre y salvaje como los dragones que los de su Casa suelen montar. Pero ella era una Princesa, la Heredera al Trono y él a pesar de ser el próximo Lord de Harrenhal no se atrevía a tratar de cortejarla, al menos no si se quería enfrentar a la ira del Rey, después de todo es bien sabido lo protector que es con su hija.

Después esta Lady Alicent, una chica tan hermosa como las andalas pueden ser. A menudo llegaba a verla como si fuese un zorro o un dragón con esa melena de salvajes rizos rojos y esos ojos color miel casi tan cegadores como el sol. Tenía planeado tal vez cortejarla a ella en lugar de la platinada, pero justo cuando pensaba eso el Rey anuncio el compromiso de esta con el Príncipe de la Ciudad, con el dragón más salvaje de toda la Casa Targaryen.

Harwin podía ver lo político detrás de todo esto, el Rey estaba atrayendo a las Casas con más poder y riquezas en todo Poniente haciendo estos compromisos. El Rey casándose con la ahora Reina Consorte Laena y comprometiendo a su hermano con la única chica Hightower que existe en el momento. Pero Harwin también sabía que el Príncipe Daemon jamás estaría interesado en la chica, ya que el platinado también estaba interesado en esa pequeña chica que andaba a lomos de un dragón dorado, lo cual le provocaba un poco de lástima por la pequeña pelirroja que muy pronto estaría atada al Príncipe.

A mi padre le hubiera gustado que me casara con Lady Alicent, puesto que me había contado lo bella y educada que era la chica Hightower, prácticamente insinuando que pusiera mis ojos en ella y no en cierta platinada que estaba fuera de mi alcance, pero los Dioses no están a mi favor, ya que no tuve ni la oportunidad de intentarlo y sin duda no pensaba tentar a la suerte, no con ese dragón que tiene como prometido.