LA CASA DE SAMMY
KENNETH
Tahira, la chica con la que siempre repetía, se encontraba frente a mí después de meses.
–Te extra...–comienza a decir, pero yo la interrumpo colocando mis labios sobre los suyos en un beso que me recuerda todas las veces en las que estuvimos juntos–¿Aquí?
Le doy un vistazo al lugar en el que ya no queda nadie. Debido a esto, la empujo con fuerza para que caiga en la tierra, haciendo que abra las piernas.
–Estás mejor de lo que recordaba–dice mientras me saco mi pene erecto.
–Tú igual. Además, me sigues causando lo mismo.
Me posiciono sobre ella para introducirme con rudeza, y cuando terminamos, ella me abraza por detrás en el momento en el que nos ponemos de pie.
–Te extrañé.
–Yo extrañé tener sexo contigo–le hago saber mientras me quito de encima sus brazos.
–Me encanta ser la única–comenta cuando me doy la vuelta para mirarla–La única que te hace venir de esa manera.
ADELINE
Sammy nos había invitado a Derek y a mí a su casa de verano, tomando la oportunidad de que comenzábamos el fin de semana. Así que estábamos en su auto en busca del chico.
–¿Qué tanto te gusta?–le pregunto.
–Demasiado.
–¿Tanto como para dejar al resto de los hombres?
–No lo sé.
Nos detenemos en el trabajo de Derek por largos minutos hasta que me canso y empiezo a tocar la bocina.
–Nos vamos sin él–le aviso, pero entonces lo veo salir junto a Kenneth.
–Dime que no lo invitaste.
Mi hermanastro se devuelve para buscar una valija.
–Derek me lo pidió.
No podré pasar ni un fin de semana tranquila.
Después de subir las valijas, se posicionan en los asientos de atrás.
–Lamento la demora–se disculpa Derek en cuanto Sammy comienza a conducir.
Cuando llegamos a la increíble casa, nos dirigimos a nuestros cuartos sin esperar que la no parejita se vaya a comprar.
–¡Ade! ¡Kenneth!–exclama el chico cuando vuelve para que salgamos de nuestras habitaciones.
En el momento en el que llegamos al piso de abajo, Sammy habla.
–Les toca hacer la comida.
–No sé cocinar–les informo.
–Yo tampoco.
–Pues se las arreglan–nos dice mientras se va al patio seguida de Derek.
Suelto un suspiro a la vez que me camino hacia la cocina para ver qué han comprado.
–Hagamos carne con papas fritas–digo cuando termino.
–No quiero eso.
–Me da igual.
Sacamos las cosas y nos quedamos en blanco.
–Busca una receta en internet–le ordeno.
–¿Por qué no lo haces tú?
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En el ojo de la tormenta
Romance《Seré delgada, no me importa lo que tenga que hacer para conseguirlo.》 Después de esas palabras, Adeline Belmore se adentrará en un camino lleno de peleas, llantos, hambre y culpa. Pero su vida no solo será envuelta por el dolor, ya que su hermanast...