CAPÍTULO 20

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POR FAVOR, DI QUE SI

JAXON

Estábamos en el parque, solos los dos, y a mí parecía que se me iba a ir el mundo en tratar de que no se notara cuánto anhelaba besarla, y con esto solo pienso que el tiempo no le hizo justicia a lo que siento.

–¿Me estás escuchando?

No, se me está yendo la cabeza por ti.

–Estoy un poco distraído–digo en el momento en el que mi celular comienza a sonar, por lo que contesto.

–Hijo, ¿cómo estás?–habla mi padre.

–Bien, ¿y tú?

–Bien emocionado porque mañana es mi día, ¿vendrás a verme?

–Por supuesto.

–Puedes traer a tu novia.

Mi padre creía que lo era por lo de la biblioteca, y en este momento me costaba sacarlo de su error.

–Sobre eso...

–Estoy muy feliz de que hayas encontrado a alguien que te haga feliz de esa manera.

Cuando cuelgo, no puedo dejar de sentir dolor e incomodidad.

–¿Qué pasa?–me pregunta preocupada.

–Mi...mi padre cree que eres mi novia–digo provocando que se ponga incómoda.

–¿No lo has sacado de su error?

–Mañana es su cumpleaños y quiere que lleve a mi novia.

–¿Por qué no le has dicho la verdad?

–Porque está emocionado–la miro suplicante–Por favor, solo un día.

Una parte de mí deseaba que dijera que sí solo para experimentar lo que nunca se nos dio, aunque no sea cierto.

Suelta un suspiro.

–Está bien.

KENNETH

Luego de tener sexo, hago que se acueste en mi pecho para que así pueda pasar mi brazo por su cintura.

–Nosotros somos solo sexo, ¿no?

Su pregunta me extraña porque nunca me puse a pensar en eso. Con esto me refiero a que me centro en lo bien que me siento con ella, no en lo que somos o no.

–Sí.

–¿Entonces nos podemos acostar y besar con otras personas?

Frunzo el ceño a la vez que la aprieto con más fuerza.

No me gusta la idea de que alguien más la toque.

–Eres mía, preciosa.

–O sea que...

–Exclusividad.

–Yo no siento la necesidad de estar con alguien más, por eso aclaré las cosas con Jaxon. Pero su padre piensa que somos novios, y él no lo sacó de su error porque estaba emocionado. Así que me pidió que fingiéramos serlo solo mañana.

–¿Qué?–pregunto con ganas de golpear al imbécil.

–Eso.

–Debe estar muy feliz.

–No lo hizo con esas intenciones.

–No quiero que estés con él, ni de verdad ni de mentira.

–Quiero ayudarlo.

–Odio la imagen de ustedes dos juntos.

–Serán besos y palabras de mentira.

Me va a dar algo.

–¿Estás segura?

–Sí.

–Entonces hazlo.

En el ojo de la tormentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora