CAPÍTULO 25

138 5 2
                                    

POR DESGRACIA

ADELINE

Mientras espero a Jaxon, abro TikTok para distraerme sin esperar ver un video de comida que me lleva a ver otro del mismo estilo, provocando que sienta algo que me impide detenerme. Pero logro hacerlo cuando la puerta es tocada, lo que mueve mis pasos hasta la misma para darle paso al chico que cada vez se vuelve más esencial para mí.

-¿Qué quieres que hagamos?-me pregunta con una sonrisa, haciéndome recordar algo.

-¿No tenías que estudiar?

-Sí, pero es más importante verte.

Nos adentramos en la casa para toparnos con el esposo de mi madre.

-Jaxon, qué gusto me da volver a verte.

-Lo mismo digo, señor.

-Me alegra que hayan empezado una relación.

No de nuevo.

-No somos pareja-aclaro, provocando que luzca incómodo.

-Lo siento, supuse que sí.

Cuando se van, nos sentamos en uno de los sillones.

-¿Ya le dijiste a tu padre?

-Sí, se puso triste.

KENNETH

Pensé que cuando cruzaron la puerta comenzaron a tener sexo y debido a esto se la metí a Juliette sin detenerme a pensar en que Adeline jamás me haría eso porque está interesada en mí. Ahora solo era un idiota que perdió a una chica que nunca tuvo.

En cuanto bajo las escaleras, veo sentados en un sillón a Adeline y a Jaxon, y para mi desgracia, ambos se están riendo, pero para mi suerte se detienen cuando me ven.

-¿Qué quieres?-me pregunta ella con fastidio.

Me había acostumbrado tanto a lo que teníamos que ahora me dolía lo que éramos.

-Hablar contigo.

-Yo no quiero hacerlo.

Jaxon nos miraba sin entender.

-Por favor, Ade.

Me moría por arreglar las cosas porque su lejanía me afectaba de sobremanera.

-Ahora vuelvo-le dice a Jaxon antes de que salgamos al patio-¿Qué?

-¿Qué puedo hacer para que me perdones?-pregunto desesperado-Haré cualquier cosa.

-No voy a perdonarte.

-Te extraño.

-Nos peleamos ayer.

-Siento que llevo una vida sin tocarte.

Rueda los ojos.

-No puedo dejarte ir porque ya eres parte de mí.

-Jaxon no me hubiese hecho lo que tú me hiciste.

El que me comparara con él me hacía sentir una mezcla de molestia y dolor.

-¡Entonces acuéstate con él!

-¡No puedo porque por desgracia el que me gusta eres tú!

-¡¿Por desgracia?!

-¡Sí! ¡Así que ahora ve y coloca el pene donde quieras, imbécil!

Y sin decir nada más, se aleja de mí de nuevo.

En el ojo de la tormentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora