CAPÍTULO 15

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ESTA MAL

ADELINE

El idiota de Kenneth lleva demasiado tiempo en su habitación y es muy poco el que nos queda para llegar a tiempo a la escuela. Debido a esto subo las escaleras para ingresar a su habitación sin tocar la puerta y gracias a este acto lo veo sin camiseta.

Sus músculos hacen que se me corte la respiración de una manera estúpida.

–Creo que se te fueron los ojos.

–¡¿Te puedes apurar?! ¡No voy a llegar tarde por tu culpa!

Se coloca la camisa de la escuela haciendo que me siga perdiendo en él.

–Si me apuras me demoro más.

–¡Kenneth!

–Espera, creo que no quiero ir... Así que llegarás tarde.

–¡No molestes!

–Me siento mal.

–No me importa, primero me llevas a la escuela y después te mueres.

Salgo de la habitación dando un portazo mientras me regaño a mí misma.

No me puedo quedar mirando los músculos de mi hermanastro.

No está bien.

Cuando nos dirigimos a la escuela no puedo dejar de fantasear con él y todo empeora cuando lo miro conducir, lo hace de una manera relajada, con las mangas arremangadas y la corbata suelta.

¿Por qué ahora?

¿Por qué ahora lo encuentro sexy?

No está bien que esté teniendo estos pensamientos, debo despejar mi mente.

Cuando me siento en mi silla, Sammy se da la vuelta para mirarme con curiosidad.

–Te ves distraída. Adivino, ¿acabas de tener sexo con Jaxon? ¿O hizo algo tierno por ti?

–Ehh... sí.

–¿Cuál? ¿La primera o la segunda?

–¿Qué? –pregunto sin entender.

–¿Tuviste sexo con Jaxon o fue tierno contigo?

–Ninguna.

–Entonces, ¿qué te pasa?

–Nada.

–Bueno, cambiando de tema –suelta un suspiro–, no quiero que Derek y Kenneth sigan peleados.

Está en todos lados.

–No creo que esté mal que Kenneth se haya acostado con la hermana de su amigo.

–Yo tampoco. Pero eso Derek no lo entiende.

–¿Lo extraña?

–Sí.

–Habla con él, usa tus encantos.

A la salida de la escuela, Jaxon me espera con un ramo de rosas que me hace sentir culpable por estar pensando en otro.

–Son hermosas –comento en cuanto me las entrega.

–¡Adeline! –me grita Kenneth haciendo que me vuelva hacia él–Debemos irnos.

Miro al chico frente a mí con expresión de disculpa.

–No te preocupes –me besa la mejilla–. Nos vemos en otro momento.

Camino hacia Kenneth, quien mira las rosas con asco.

–¿Qué te pasa?

–Nada.

Nos subimos al auto y puedo notar cómo maneja con los nudillos blancos.

–Es demasiado cursi –comenta.

–Y tú demasiado idiota.

–Claro, él es mucho mejor ¿no?

–Lo es.

Comienza a acelerar con la molestia en su rostro, causando que me aferre al asiento.

–Baja la velocidad.

–¿Tanto te gusta?

–¿Por qué te importa?

–¡Dímelo! ¡¿Te gusta demasiado?!

–Sí –respondo insegura.

–¿Por qué dudas?

–Ya para con lo mismo –intento abrir la puerta pero él ha puesto los seguros.

–Él no es lo que tú necesitas.

Ese tema había estado rondando mi cabeza y la verdad es que sí, sentía que necesitaba más, mucho más.

–¿Y qué necesito según tú?

Guarda silencio a la vez que disminuye la velocidad, y es así como no hablamos el resto del día.

En el ojo de la tormentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora