Luz de mi vida

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-¿Amor?

Hice un pequeño sonido con mi boca cerrada para decirle, de manera no verbal, a Harry que lo estaba escuchando, aunque no dijera nada.

-Precioso, aunque me encantaría pasar todo el día en nuestra cama para volver a retomar el tiempo que estuvimos separados, tenemos muchos asuntos que necesitan de nuestra atención.

Aunque sabía que tenía razón, de igual forma hice un puchero, mostrando mi desagrado ante sus palabras.

Harry y yo estábamos acostados en la cama, frente a frente con nuestros cuerpos entrelazados. Mi rostro en su cuello y el suyo en mi cabello, acariciandolo con dulces y calidos besos. Mi mano estaba colocada en el final de su cabello y realizaba patrones sin sentido, demostrando lo tranquilo que me sentía. Por otro lado, mi pierna estaba recostada en su cadera y sus piernas estaban sujetas y enlazadas a las mías.

Muchos hubiesen pensado que era una posición extraña y hasta incomoda. Pero para mí no lo era. Todo era perfecto. Piel contra piel, nuestras respiraciones unidas y los latidos de ambos corazones iban en total sincronía.

Teníamos horas en esta posición. Lo sabía porque en el horizonte que se reflejaba por la ventana de Harry inicialmente estaba soleado y actualmente podía ver destellos naranjas y violetas, anunciando que el atardecer pronto desaparecería y daría paso a la fría noche.

Harry y yo nos abrazamos aún más, como si ya la poca distancia entre nosotros no era suficiente. Como si hubiese una gran distancia entre ambos que debía ser acortada. Con nuestras frentes juntas y pequeñas caricias en la nariz, este momento era mágico.

Pero siempre debía pasar algo para arruinar mi felicidad.

-Dragón.- Suspiró Harry. -Debemos hablar de tantas cosas. Muchos sucesos han ocurrido en estos meses. ¿Quieres ir por partes y empezar a esclarecer algunas cosas, amado mío?

Asentí lentamente, sabía que tenía razón.

-Está bien. Dime Draco, ¿Que ha sucedido en tu vida durante mi ausencia?

-Era miserable.- Dije rápidamente. -Estos cuatro meses han sido la peor de las torturas. He llorado mucho Harry. Ya las lágrimas eran algo habitual en mi día a día.- Dije de manera triste, queriendo mimos y atencion de él.

La que obviamente recibí.

-Cosita hermosa.- Harry empezó a darme besos en todo mi rostro, a excepción de mi boca. -Lamento tanto que hayas tenido que pasar por esta agonía. Si algo sirve de consuelo, yo tampoco la pasé bien, amor.

-El imbecil de la posada dijo que habías hecho enemigos Harry.- Lo miré intencionalmente. -Ya no quiero más enemigos. Ya es suficiente con...

-Shhh. Ellos no merecen que tus perfectos labios pronuncien su apellido, Dragón. Pagarán por todo el tiempo que nos han separado. Cada día que no estuvimos juntos será un castigo para ellos. Yo me encargaré de que eso suceda.

-Mi príncipe, yo solo quiero que esto termine, pero no sé como podremos lograrlo.- Lo miré con ansiedad reflejada en mi rostro. -Desde que mi padrino me dijo que la profesora Bathsheda Babbling no sabía nada de...- Me detuve antes de decir cualquier palabra que pudiera arruinar nuestro momento, y causarle daño a mi madre por la maldición, pero sabía que Harry me comprendería.

Mis ojos le dieron un mensaje explícito a mi alma gemela "Si una de las brujas más sobresalientes de su generación y especialista en runas no puede ayudarnos, nadie más lo podrá hacer"

Harry me observó y volvió a juntar nuestras narices.

-Todo esto es muy extraño, Dragón. ¿Dices que Snape le preguntó a esta mujer y ella solo le dio una negativa y no preguntó más por el tema o quiso saber lo que le sucedía a Narcissa? ¿Eso fue todo?

La vida de Harry Potter no tiene un día de aburridaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora