Hoy la luna estaba particularmente hermosa.
Brillaba tan bonito que, por unos segundos, me detuve solo a contemplar su belleza. Lástima que el cielo no reflejaba lo que sucedía en la tierra.
Todos estábamos asustados. Creo que vi hasta el mismísimo primer ministro temblar de miedo, aunque se excusó diciendo que era el frío de la noche.
Era mentira.
Podía ver en sus caras lo aterrados que estaban por lo que pasaría. Todos teníamos familias, amigos; una persona importante que no queríamos perder.
Este sacrificio debía ser solo mío, pero no podía hacerlo solo. Es por ese motivo que por primera vez desde que estudio en este castillo, le tenía pánico.
Temor por el presente.
Esperanza hacia un futuro mejor.
Uno donde las sonrisas de mis amigos no se extinguieran.
Estabamos en Hogwarts. Dumbledore quitó las barreras y (pese a los lamentos y el intento de no hacerlo, por parte de medio mundo mágico) también abrió la gran entrada. Era como si le dejáramos el camino libre a Voldermort para que entrara.
Muy fácil.
Todo fue muy fácil. Él debía saber que era una trampa. Tal vez por esa razón sé que funcionaría.
"A pesar de que el ratón sabe que hay una trampa debajo del queso, de igual forma irá corriendo por la comida, es un estado lamentable" Dijo Walburga.
"¿Comparas a Voldermort con un ratón, madre?"- Le preguntó Regulus con un poco de diversión.
"Así de miserable lo veo"
Eso sí me sacó una ligera sonrisa.
Cada mago y bruja sabía que hacer. No tuvimos mucho tiempo para planearlo, pero tampoco teníamos más opciones. Cuando le dije al director que quitara las barreras y que evacuara a todos los estudiantes, su cara perdió el color. No podíamos evaluarlos a todos a tiempo, ya que Voldermort estaría en la escuela en cualquier momento, pero si los llevamos al bosque prohibido existía una posibilidad de mantenerlos con vida.
Los padres empezaron a negarse. Aunque tuvieran el hechizo que les exigía obedecer mis órdenes, yo los entendía. Si tuviera un hijo, el bosque prohibido sería el último lugar al que lo llevaría. Sin embargo, Firenze les habló con mucha sinceridad.
-Daré mi vida por resguardar la vida de sus hijos. Sé que nunca tuvimos buenas relaciones entre las personas y criaturas mágicas, pero esto va más allá de leyes y prejuicios.- Sacando su espada, la alza hacia el cielo. -Mi manada y yo protegeremos a cada estudiante de este castillo.- Y con esa promesa, los padres pudieron respirar de alivio.
Con ayuda de McGonagall y varios aurores escoltaron a los chicos al tenebroso lugar. Claro, esto con la magia de todos los padres y profesores enviando escudos y protecciones a sus hijos, e incluso a los nacidos de muggles. Fue un gesto de solidaridad que me hizo apreciarlo mucho más.
Pansy y Blaise no pudieron acompañarme.
Bueno, pensándolo bien, les ordené no involucrarse en nada a lo que se refería esta noche. Aún pongo los ojos en blanco al escuchar sus últimas palabras.
"Ya no me quieres porque me falta una patita, ¿cierto? Eso es discriminación. Draquinsqui" Dijo mi amigo, aun siendo abrazado y protegido por Krum.
"El hecho de que esté ciega no quiere decir que no vea que no somos bienvenidos" seguía Pansy.
-Los amo, pero deben ir con los otros estudiantes.- Un viento me heló la sangre y el aire se puso más pesado. -Pronto estará aquí.- Les dije, no sabía cómo tenía la certeza de esa afirmación, pero lo hacía. -Por favor, manténgase a salvo.
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La vida de Harry Potter no tiene un día de aburrida
FantasyCuando el mundo mágico peligra, deben buscar la ayuda de Harry Potter. Él podría encargarse de los problemas que este mundo está por sufrir y volver a darles tranquilidad. Sin embargo, lo que él mundo mágico no sabe es que es el propio niño que vivi...