Un plan en marcha

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Hogwart no era la gran cosa.

Todos hablaban de lo majestuoso que era el colegio, pero cuando entré en éste, solo sentí ganas de rodar los ojos por la exageración de las personas.

La mejor escuela, por mucho, era Durmstrang. Tal vez le podría seguir Ilvermorny debido a sus clases avanzadas y su fama de ser una escuela muy poco elitista y tolerante con todos. Si fuera por mí, nunca habría pisado un pie en este colegio, y mucho menos para conseguir una audiencia con un profesor.

Pero, por suerte, solo venía por dos asuntos muy importantes.

El primero era ver a mi Dragón. Pero eso debía esperar como mi última acción del día.

Desde que volvimos del mundo Muggle, Draco tuvo que volver a Hogwart por obligación. Intenté persuadirlo con besos y la promesa de ver las estrellas toda la noche, pero al parecer mi destinado era muy responsable y en pocos días comenzaba la temporada de exámenes y por ello, debía actualizarse con todas las clases. Le dije que podía obligar a los profesores a pasarlo con notas altas, pero solo recibí un jalón de orejas y un beso de consolación. Así que con un último suspiro, un abrazo y otro beso, Draco se fue, utilizando las chimeneas.

No lo había visto en 3 días. Una tortura, si me lo preguntaban.

El segundo asunto que me obligaba a venir era una mujer de mediana edad que tenía más secretos de los que quería saber. La verdad, me tenía sin cuidado y me importaba una mierda la vida de la profesora de Draco.

Pero tristemente para ella, se metió entre mi alma gemela y yo.

Mientras caminaba entre los pasillos de Hogwart, me encargué de rodear a todos los estudiantes que iban a dormir después de un largo día y no tropezar con nadie, el hecho de tener encima la capa de invisibilidad no me excusaba de crear un revuelo si alguien tropezaba conmigo y ese estudiante no veía el objeto con el que se golpeó.

Cuando llegué a mi destino, encontré un pequeño inconveniente. Las habitaciones de los profesores tenían un encantamiento poderoso que advertía a la persona si alguien había entrado de manera brusca o ilegal en sus aposentos. Pero eso no me preocupaba, ya que yo conocía la contraseña.

Cortesía de la chica que generosamente quiso cooperar con nosotros.

-Runa del Oriente.

Las puertas se abrieron, dándome la bienvenida.

Cuando entré sigilosamente, pero sin preocuparme realmente en no hacer ruido, veo como la mujer sale de un pequeño cuarto, seguramente su oficina en conjunto, con una taza de té en la mano. Cuando me ve, pegó un pequeño brinco por el susto, causando que la taza cayera al suelo. Con magia no verbal, tomé el objeto antes de crear un desastre en la alfombra.

Dejé que viera que estaba utilizando magia no verbal, para que fuera consciente del poder que tenía y que cuando nuestra conversación iniciara solo quería honestidad de su parte.

-Buenas noche, Bathsheda.

Luego de su sorpresa por mi visita, vi como su rostro adquiría una máscara, ocultando sus emociones. Digna Slytherin. Siempre controlando sus facciones para no reflejar nada en ellas.

-Harry Potter.

-Ese soy yo. Veo que me conoces.

-Todos en el mundo mágico te conocen, Lord Potter. Tu reputación siempre te ha perseguido desde que eras un bebé. Tus padres fueron héroes, al igual que tú.

-No soy un héroe, mucho menos mis padres. Solo fueron una pareja que tomaron la decisión de permanecer en una guerra que no les correspondía luchar.

-Y aún así, el mundo los recuerda como triunfadores ante el que no debe ser nombrado. Eran valientes y encontraron el camino juntos hacia la felicidad cuando estudiaban en esta escuela, si mal no recuerdo.

La vida de Harry Potter no tiene un día de aburridaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora