~Minutos antes del juramento entre Harry y Corvus~
Empezaba a tener un ataque de pánico, cuando de repente, y con incredulidad, vi a mi padre aparecer en la habitación que compartía con mi madre.
-PADRE.- Grité y me dirigí hacia él, para darle un abrazo. Mientras lo apretaba, escucho un quejido de su parte. Volví a verlo más detalladamente y me doy cuenta de lo lastimado que está. -¿Pero qué diablos...?
-Draco, no hay tiempo que perder. Te contaré todo, lo prometo. Ahora lo más importante es tu madre. Ve rápido a las cocinas y quiero que le digas a los elfos que preparen comida y que envíes una carta urgente a Severus y le digas que debe enviar sus mejores pociones de nutrientes y estabilizadores físicos para Narcissa. Corre hijo, no hay tiempo.
Sin esperar un segundo más, me dirigí a realizar cada tarea de manera eficiente y rápida.
Antes de salir completamente de la habitación, mi padre me dijo.
-¡Ah! y Draco, todo esto es posible gracias a Harry. Es un hombre digno de ti y espero que ambos sean muy felices juntos.- Dijo con emoción y respeto.
Lo sabía. Sabía que Harry solucionaría este desastre.
Miré a mi padre y tuve que contener mis emociones para no abalanzarme sobre él y mi madre y llorar porque nuevamente estábamos juntos. Nunca lo había escuchado hablar así. No sé que había pasado en los días que no estaba o el lugar de su estadía, pero supongo que Harry me contará todo cuando regrese.
Con una sonrisa en mi rostro, me dirigí a las chimeneas para localizar a mi padrino y esperar por Harry. Me lo comería a besos por todo lo que hizo por mí y mi familia, mi hermosa alma gemela.
-Que bella sonrisa de enamorado tienes, Draco. Tengo la esperanza de que sea por mí.
Me congelé con horror.
Ante mí, se hayaba Rabastan en la sala principal de la Mansión Malfoy.
Hijo de puta.
No le dejé explicarse o decir nada, saqué mi varita y empecé a lanzar hechizos sin parar.
Pero, para mi sorpresa, ninguno lo tocaba. Cada hechizo que le lancé rebotaba en todas direcciones. Rabastan utilizó ese segundo de consternación y lanzó un Mufliato en la sala común de la Mansión.
Sin esperar, le gritaba cada hechizo que sabía y podía recordar, pero ninguno podía tocarlo.
Derrotado, lo miré con odio.
-Dime lo que quieres y lárgate. ¿Cómo entraste a la mansión? Hijo de puta.
-Obtuve ayuda de algunas amigas.- Dijo mostrándome las runas que tenía en sus manos. Mi odio creció más.
-HIJO DE PERRA, CUANDO HARRY VUELVA TE MATARÁ Y DISFRUTARÉ CADA SEGUNDO DE ELLO.
-Es Harry precisamente la razón de mi visita. Hermoso.- Sin más, me lanzó hechizos muy poderosos que, pese a mi fuerza y destreza, no pude lograr estar al nivel de sus años de experiencia en duelos y maleficios. Así que, tristemente, un segundo más tarde estaba paralizado, sentado en el sofá.
Rabastan se acercó a mí, y se inclinó para estar a mi altura, mirándome fríamente.
-Ahora escuchame bien delicioso bombón.- Me miraba con una lujuria en su cara que, si no estuviera paralizado, le hubiese golpeado la cara. -No tengo mucho tiempo, mientras que mi padre distrae a tu prometido yo debo decirte que está sucediendo.- Sonrió malevolamente. -Este es el asunto Draco: Mis runas están creando un cristal que tiene enjaulado el corazón de tu madre. Estas runas solo yo puedo controlarlas y aunque me muera, solo su contrahechizo podría eliminar todo rastro de ellas y el único que sabe ese maleficio soy yo. En este momento, mi padre le está diciendo a Harry que no cree que su amor sea lo suficientemente poderoso para soportar no sé que tonterias y mierda poética que no me importa y prometió dejar libre a tu madre si hacían un trato. Mi padre va a prometerle a Harry que los dejará libres a todos ustedes, si el hijo de puta logra que ustedes se casen en menos de 15 días. Pero, si no lo logra, entonces Harry le dará lo que quiere a Corvus, francamente eso me da igual. Solo quiero verlo sufrir.
ESTÁS LEYENDO
La vida de Harry Potter no tiene un día de aburrida
FantasiCuando el mundo mágico peligra, deben buscar la ayuda de Harry Potter. Él podría encargarse de los problemas que este mundo está por sufrir y volver a darles tranquilidad. Sin embargo, lo que él mundo mágico no sabe es que es el propio niño que vivi...