Capítulo 29

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Pasó por el puesto de ramen, se comió algunos platos, al salir caminó por la aldea mostrando que estaba de regreso, algunas chicas se acercaban a pedir una cita haciéndolo sentir incómodo, ¿qué demonios sucedía?, ¿ahora era popular? fue a la torre a saludar a la Senju, tenía toda la semana para adaptarse, subió al monte hokage, se sentó sobre la cabeza de su padre Minato, se recargó en el muro a su espalda observando la aldea con cuidado, extrañaba esa vista, su hogar, estar cerca de la tumba de sus padres, respiró el aroma del lugar llenándose los pulmones de ese olor a bosque tan característico de konoha, abrió lentamente sus ojos llenos de añoranza, ese mismo aroma le recordaba una vez más esos onix que por años no ha podido sacar de sus pensamientos, sabía que su convivencia había sido limitada, pero aún así, no podía sacarlo de su corazón, sonrió con sarcasmo, hace unos momentos le dijo a la Hyuga que eran unos niños hace años, se sintió hipócrita, levantó nuevamente su mirada observando el viento soplar, algunas nubes grises acercarse lentamente y posarse sobre la aldea, sabía que algún día tendría que nuevamente enfrentarse a esos ojos onix, sólo esperaba no exponerse y arruinar su relación con Temari, era una increíble chica, por un momento recordó la mirada de su amigo Nara, ese intercambio de miradas entre su pareja y el genio, mordió sus labios con duda, ¿sería su imaginación?

Sintió la brisa caer sobre su cuerpo, sonrió ligero al darse cuenta que llovía ligeramente aún con el sol brillando en el cielo, era un espectáculo digno de ver, sentía el agua caer por su rostro y refrescar sus pensamientos, sus inseguridades y dudas, lo hacían sentir más tranquilo, el olor cambió a tierra mojada, aspiró con descaro, era un olor relajante y fresco, se dejó caer hacia atrás estirando sus manos a los lados, recibiendo esa maravillosa bienvenida que la aldea le ofrecía -ha pasado bastante tiempo -Naruto abrió sus ojos de golpe, onix y azules se veían con intensidad, ¿acaso estaba soñando?, ¿acaso era una alucinación?, ¿una mala jugada del destino?, frente a él estaba a quién más deseaba ver su corazón, pero a quien menos deseaba ver su mente, conociendo de antemano lo que significaba su presencia, su corazón comenzó a latir con fuerza, sus mejillas mostraron un evidente sonrojo cubierto por la máscara que aún así dejaba ver parte del espectáculo, sus gemas se aguaron con velocidad, colocó su brazo en sus ojos ocultando tardíamente su reacción, creyendo que tal vez estaba imaginando, no podía ser posible, el destino no le podía jugar de esa jodida manera.

Visiones (Itanaru)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora