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彡.。🎀 capitulo dieciséis: La muerte acecha.
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LA JOVEN DE CABELLO ALBINO, con puntas rojas como llamas danzantes, se encuentra de pie frente al cuerpo tambaleante de Itadori. Sus ojos del mismo tono, profundos y penetrantes, reflejan una amalgama de emociones que van desde la tristeza hasta la ira. El viento juguetea con su flequillo, revelando la ausencia de la marca de Sukuna que alguna vez marcó su frente.
En un gesto inconsciente, suelta la guadaña al suelo con un estrépito sordo, resonando en la quietud del momento. La camisa y el resto de su ropa, ahora impregnadas en sangre, ondean como banderas en el campo de batalla. Cada pliegue y detalle de su uniforme maltratado, antes impecable, ahora testigo mudo de la lucha.
"Si lloro ahora, lloraré para siempre..."
Una lágrima solitaria escapa de sus ojos carmín, trazando una línea en sus pálidas mejillas, mientras la joven procesa la pérdida de un compañero. En ese instante, el escenario se convierte en una imagen congelada en el tiempo, donde el viento, la sangre y la tristeza se entrelazan en una danza silenciosa que resalta la magnitud de lo que había pasado.
Le había arrancado el corazón a su propio compañero.
No recordaba realmente como ocurrió, entendió que fue por orden del mismo Sukuna el haberle arrancado el corazón para asustar al azabache y librarse del control de Itadori. Por más que luchó no pudo ser consiente de lo que ocurría.
Todo pasó tan rápido. No supo cuando había ocurrido una pelea entre ella, Megumi e Itadori, solo supo que su compañero y ella habían caído bajo la maldición cuando recuperó la conciencia.
El corazón ya no palpitando y lleno de sangre de su compañero en sus manos, junto el gran agujero en su pecho lo evidenciaba todo.
▬▬Ah... discúlpenme...ya casi es hora de que me vaya...no te preocupes por esto Ikari...no es tu culpa...vivan mucho, ¿Sí...?
