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彡.。🩸🌹capitulo trece: acto dos; Tokio contra Kioto.
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EL AIRE ESTABA CARGADO DE ELECTRICIDAD, una tensión palpable que parecía a punto de estallar. Todou, en su imponente figura, cruzó los brazos sobre su amplio pecho y, con la confianza desmedida que lo caracterizaba, dejó caer una pregunta que pareció romper el silencio.
▬▬Muy bien... Itadori Yuji. Tengo una pregunta para ti, ¿Qué clase de chica es tu tipo?
El tiempo pareció detenerse por un breve instante. La pregunta, tan absurdamente fuera de lugar en medio de la situación, chocó contra la gravedad del ambiente como un balde de agua fría. Itadori, visiblemente sorprendido, no supo cómo reaccionar de inmediato, sus pensamientos aún atrapados entre la seriedad del momento y la extrañeza de la pregunta.
Pero fue Ikari quien, ante aquella absurda interrogante, no pudo contener su desconcierto. Sus cejas se alzaron en una expresión de pura perplejidad, y sus labios se separaron apenas para dar paso a una sola palabra, cargada de incredulidad.
▬▬¿Qué? ▬▬la palabra salió de su boca como un susurro afilado, casi como un cuchillo que corta el aire.
El tono de Ikari era frío, pero detrás de esa frialdad había un trasfondo de ofensa, de una furia contenida que solo aquellos que la conocían bien podrían reconocer. Era como si el mero hecho de que Todou hubiera planteado semejante trivialidad en un momento tan crucial fuera, para ella, una afrenta directa. Sus ojos, normalmente calculadores y letales, se entrecerraron, fijándose en Todou con una mezcla de desafío y desprecio.
Todou, por su parte, simplemente giró la cabeza para mirarla, aparentemente imperturbable por la reacción de Ikari. Una sonrisa divertida curvó sus labios, como si la pregunta que había provocado fuera algo común.
▬▬No te pongas tan seria, enana ▬▬respondió Todou, con un tono que rozaba la condescendencia▬▬. Es solo una pregunta, después de todo, en los momentos difíciles, un hombre debe saber lo que le gusta. Es cuestión de principios.
Ikari lo fulminó con la mirada, sintiendo cómo el desconcierto inicial daba paso a una irritación creciente. La compostura fría que había mantenido se tambaleaba ante la absurda falta de seriedad de Todou. Para ella, la superficialidad de la pregunta de Todou era simplemente incomprensible, más aún en un contexto donde la vida y la muerte colgaban en el balance.
