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彡.。🎀 capitulo quince: Promételo.
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LA NIÑA DE CABELLO BLANCO con puntas rojas se columpia suavemente en el parque, meciéndose en el aire con gracia y tranquilidad. Sus ojos rojos observan detenidamente a los niños que corren y ríen sin preocupaciones, un leve destello de melancolía y dolor en su mirada, como si recordara tiempos malos pasados. Su cabello blanco como la nieve cae en ondas suaves alrededor de su rostro pálido, creando un fuerte contraste con las puntas rojas que parecen encenderse con cada movimiento.
Viste un vestido largo de un suave tono gris perla, con encajes delicados que ondean con la brisa, y una chaqueta roja que resalta sus puntas del cabello. Cada gesto suyo transmite una sensación de nostalgia serena, como si estuviera en el mundo pero no dentro del mundo.
Mientras se balancea lentamente en el columpio, un suave suspiro escapa de sus labios carmesí, y en ese momento parece transportarse a un lugar distante, recordando tiempos pasados y quizás sueños olvidados. Sus ojos, enmarcados por largas pestañas, reflejan una profundidad insondable, como si llevaran consigo el peso de una eternidad de recuerdos.
Malos, obviamente.
Los niños se divierten a su alrededor, riendo y corriendo en una despreocupada danza de inocencia, y ella los observa con una suave sonrisa en los labios, como si encontrara consuelo y malestar en su alegría. A medida que se eleva y desciende en el columpio, parece dibujar líneas invisibles en el aire, trazando patrones que solo ella puede ver.
En medio de esa escena, la chica de cabello blanco y puntas rojas, Ikari, parece estar en un estado de contemplación silenciosa, ajena al bullicio del parque. Sus pensamientos se despliegan como las alas de una mariposa en su mente, y su corazón late al ritmo de una canción antigua que solo ella conoce.
A medida que el sol tiñe el cielo de tonos dorados, proyectando sombras suaves sobre el suelo, la chica parece sumergirse aún más en su propio mundo interior, un lugar de secretos profundos y emociones ocultas. Los recuerdos, como viejas fotografías en sepia, se despliegan ante sus ojos, y su mirada se vuelve distante, perdida en un tiempo que ya no existe.
