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彡.。🌹 capitulo cuatro: acto dos; Masacre.
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▬▬ ¿Y bien...? ¿Dejarás de comportarte como una niñita y harás lo que se te ordena?
La voz resonó como un golpe seco, cargada de amenaza y desdén. Ikari suspiró, despeinando con un gesto brusco su largo cabello blanco con puntas rojizas. El flequillo, habitualmente ordenado sobre su frente, ahora yacía revuelto, como si compartiera el caos interno que habitaba en ella. Las ojeras bajo sus ojos carmesí, profundas como cicatrices, delataban noches eternas de insomnio y pensamientos oscuros.
Giró su torso hacia la puerta con una lentitud casi teatral. Su mirada, un abismo de sombra y sangre, se posó en el marco de la entrada. Había en sus pupilas dilatadas un brillo extraño, como si albergaran galaxias enteras, girando entre el odio, la tristeza y un anhelo inexplicable.
Anhelo por ser normal. Por tener una vida normal.
Sus manos temblaron, luego se cerraron en puños. La tensión era tal que sus nudillos se tornaron blancos. Dentro de ella, un torrente rugía; una mezcla de ira contenida, dolor insoportable y una determinación naciente. Su respiración era irregular, como si cada inhalación fuera un intento de sofocar un grito que jamás se atrevería a liberar.
▬▬No... ya no más... ▬▬murmuró, casi para sí misma.
Aquellas palabras parecían pesar toneladas, como si cada una fuera una piedra arrojada al pozo sin fondo de su mente. La figura reflejada en el espejo, su otro yo, sonrió con una mueca burlona, teñida de crueldad y complicidad. Ikari desvió la mirada, pero el reflejo continuaba observándola, inquebrantable, desafiándola a enfrentarse a sí misma.
▬▬Ya no aguanto más... ▬▬continuó, susurrando mientras su respiración se aceleraba▬▬. Fingir que no me duele... fingir que no me importa lo que piensan de mí. Compararme con otros... ▬▬apretó los dientes con tal fuerza que su mandíbula se tensó▬▬. ¡Nunca seré como ellos! ¿Por qué sigo intentándolo...? ¿Por qué...?
Una carcajada baja, retorcida, escapó del espejo.
▬▬Eres patética, Ikari. Pero al menos empiezas a entender...
