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彡.。🎀 capitulo veinte: Ikaricomprendió...
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EN MEDIO DEL OSCURO PASTO, Ikari Gojo, con sus ágiles movimientos, danza en un enfrentamiento mortal con Kaede, un pelinegro de mirada feroz. Cada movimiento de Ikari es una mezcla de gracia y ferocidad, sus ojos reflejan la determinación de una guerrera.
Había aprendido mucho con su primo, Sora, quien ya no vivía para contarlo. Ella no lo sabía, pero para Kaede no importaba.
Kaede, por otro lado, desata una serie de ataques calculados, cada golpe lleva consigo la intención de anular a su oponente. La tensión en el aire es palpable, y ambos luchadores están inmersos en un duelo coreografiado por la violencia.
En un momento crítico, Kaede aprovecha una abertura en la defensa de Ikari, lanzándose hacia adelante con velocidad sobrenatural. Sin embargo, en un giro repentino, la guadaña de filo rojo de Ikari, como una extensión de su voluntad, se interpone en el camino, deteniendo el avance de Kaede.
El brillo metálico de la guadaña crea destellos mortales mientras se acerca al cuello de Kaede, quien queda momentáneamente inmovilizado. El silencio tenso es roto por el susurro amenazante de Ikari.
▬▬¿Pensaste que sería tan fácil?¿Qué no la sabría usar?
Kaede, con una mezcla de sorpresa y frustración, retrocede, consciente de la cercana danza con la muerte que acabó de experimentar.
No le diría que si se había asustado, o que recordó a Hikari en batalla. Con ella no sabía que esperar.
▬▬¿Cuántas veces te he dicho que evites ese estúpido tono altanero?
▬▬Lo siento, es un regalo de mi lindo padre.▬▬sonríe inocentemente, recargadose en su guadaña, como si una hora antes no se hubiera resbalado de sus manos y que casi le corta la pierna.▬▬Ya estuvimos prácticamente toda la tarde entrenando y jamás me diste esa sorpresa que dijiste, solo me obligaste a pelear.
Era cierto, pero Kaede jamás le diría que solo estaba haciendo tiempo, eso le daría en el hueso de puntualidad que tiene.
▬▬No seas ansiosa. Solo pasó una hora, Aún no llega...▬▬responde con su clásico rostro indiferente. Mentalmente pensaba en las múltiples cosas que le haría a aquella pelirroja hasta dejarla treinta metros bajo tierra.