Lo verdaderamente difícil [Xiao X Aether] [Lyney X Aether]

3- Un regalo que guardarás siempre

Cada vez la fecha de irme de este país está más cerca, mi familia y amigos más cercanos me han felicitado por haber conseguido lo que me propuse, es decir... Logré una beca en otro país con todos los gastos pagos a excepción del boleto de avión.

— Aether, ¿Estás listo? Te tardas demasiado. — Preguntó mi gemela asomándose por la puerta.

— Ah si, ya voy. — Acomodé mi uniforme y peinado, sonreí al espejo y finalmente salí de la habitación.

El día de hoy es nuestra ceremonia de graduación, posterior a eso, nuestro salón tendrá un pequeño festejo en un restaurante donde podremos llevar a un invitado por persona, es obvio a quien llevaré yo.

— ¡Vamos tarde, apúrate! — Lumine bajo corriendo por las escaleras casi disparada.

Y es verdad, no escuché mi alarma y Lumine olvidó poner la suya, con suerte llegaremos justo a tiempo y no en mitad de la ceremonia porque eso nos haría pasar una vergüenza enorme.

— Aether... — Escuché la voz de él, de mi Xiao. — Buenos días.

— ¡Xiao! — Inmediatamente corrí hasta lanzarme hacia sus brazos. — ¿Que haces aquí? Nos veríamos hasta la noche, sabes que no puedo llevarte al instituto es que no te dejarían entrar y...

Xiao amablemente puso su dedo índice sobre mis labios indicándome de manera cortés que guarde silencio.

— Padre me ha prestado su auto, vine a llevarlos, verás... — Apartó un mechón de cabello de mi frente. — Paimon me habló por teléfono diciendo que ustedes dos estaban atrasados.

— Al fin haces algo bueno Paimon. — Mi hermana se cruzó de brazos mirando como la menor de nosotros engullia unas frituras como si fuese ajena al tema.

— Muchas gracias, en serio muchas gracias Xiao. — Sonreí muy cerca de sus labios sin aún hacer contacto con ellos.

— Eres el mejor, ¿Lo sabías? — Seguimos así unos segundos más de lo que parecían ser eternas horas, ¿Lo mejor? Podría estar así con él por toda la eternidad.

— Si, bueno,  tortolitos acaramelados, ¡Vámonos que es tarde! — Lumine siguió corriendo hasta salir de la casa.

— Primero tu, mi príncipe. — Sonreí ante el hermoso gesto que hizo Xiao por mi.

— Si yo soy un príncipe, tú eres el valiente guardián que cuida de mi. — Lo tomé de la mano entrelazando mis dedos con los suyos y de esta forma empezamos a caminar hasta el auto.

Más que un auto podría decir que parecía limusina, negro con algunos adornos dorados que resaltaban elegantemente, se que el padre de Xiao es una persona con muchísimo dinero, con su patrimonio podría fácilmente comprar toda china 4 veces, su familia viene de un largo linaje de empresarios y es gracias a eso su fortuna.
Y aunque Xiao tenga la capacidad de arrojar la casa por la ventana y comprar todas las que quiera, él prefiere ganar su propio dinero, las ocasiones en las que mi novio cuenta con su padre son bastante escasas.