Voces

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Despierto sobresaltada, no estaba muerta, reviso despertada mi cuerpo en busca de alguna mordida, nada.

Miro a el suelo, veo un pequeño frasco de cristal roto en el suelo y mis manos van a mi nariz, dolía tanto que quería gritar, pero en lugar de eso, mordí mi labio hasta sangrar. Los muertos deben estar cerca.

Si, cerca...

Me levanto del suelo, tratando de hacer el menor ruido posible, estaba desarmada, complicando más las cosas.

Esos imbéciles me dejaron sola, ojalá se los coman los muertos. Tomo una piedra para hacer un mal intento de defenderme por si llega a aparecer algún caminante.

Miro entre el césped y veo un arma, dejo caer la piedra, tomo el arma y me alejo de ese lugar lo más rápido que mis pies me lo permiten.

× × ×

Camino tranquilamente por una calle que encontré al salir del bosque, en todo mi recorrido, no llego a pasar ningún auto. Así que allí estaba sola, otra vez.

—— Eres una perra estúpida —— Volteo a mi alrededor buscando el origen de la voz desconocida. No había nadie...

—— Está bien... Es solo que te faltan las pastillas... Eso es todo... —— Murmuro tratando de mantenerme en calma, solo era otro ataque, nada de lo que preocuparse.

Miro en el interior de la bolsa que había encontrado en un auto desalojado y al que le faltaban muchas piezas. Tenía un terrible olor a podrido, al meter la mano, sentí algo mohoso, no lo tome, no quería saber que era, cuando mis dedos tocaron algo de un plástico más duro, lo saqué.

Era una botella de agua mineral, tire la bolsa y tome de la poca agua que tenía allí.

—— Deberías regresar idiota...

Seguí caminando, cada vez me sentía más perdida, más alejada de Matt, de Michonne... De Daryl...

—— ¡Es gran pedazo de mierda! —— Tire la botella de agua a un lado y la patie con rabia. Por suerte estaba vacía la calle, en realidad, si había visto caminantes, pero aunque me seguían un buen rato, terminaban aburriendo se y buscaban otro animal o seguían otros sonidos en el bosque.

Estaba anocheciendo y aún no veía señales de estar cerca de algún lugar seguro. Bueno, no fue hasta que ví un gran cartel junto a la calle, estaba cubriendo por enredaderas.

Solo Dios sabe lo que allí decía, solo se que tenía escrito algo sobre un centro de recreo.

Seguí el camino del cartel. Pasé un buen rato para llegar. El lugar estaba completamente abandonado. Si no estaba mal, era un parque mecánico.

—— Recuerda tener cuidado... —— Me doy un par de suaves cachetadas, eso me mantenía alerta y de alguna forma lograba callar la voz de mi cabeza.

Entre a lo que por esta noche será mi lugar seguro. Las máquinas se veían viejas y oxidadas, seguramente esto había sido abandonado antes de que todo comenzará y ahora se encontraba en este terrible estado.

Aunque me encantaba la idea de pasar la noche en las alturas, no podía arriesgarme a que la máquina de rompiera por mi peso, es que, realmente se veian muy débiles las estructuras.

—— Si te duermes morirás...

Pero necesitaba dormir, ignorando las advertencias de mi cabeza, me metí en uno de los asientos de una rueda gigante. Este era acolchado y aunque olial algo mal y estaba un poco roto, era mucho mejor que dormir en el suelo

—— Estamos muertas y es tu culpa...

Estaba tan cansada por esa larga caminata, que no me di cuenta de cuando me quedé dormida.

—— Hey, tú chica loca... —— Despierto sobresaltada y con desesperación busco el arma, pero no la encuentro —— Tranquila, no buscamos peleas, es solo que tenemos un rato siguendote...

Miro a los dos hombres, el más grande parecía estar cuidando de el más delgado. Eran dos y yo solo una, dos hombre y yo estoy sola...

—— Creo que esto fue una idea muy mala —— Dijo el más pequeño, las delgadas manos parecían temblarle.

—— Tranquilo —— Lo escucho carraspear y me sonríe amablemente, esto era extraño —— Soy alguien que te quiere ofrecer un verdadero lugar seguro... Te podemos llevar... —— Hago una mueca pegandome más del espaldar del asiento —— Tenemos a una terapeuta y comida, casas... —— El me tira un bolso negro, se veía algo gastado y tenía peque hoyos en la tela —— Es algo para que comas, nuestro hogar se llama Alexandria y queremos ayudarte...

—— ¿Quien eres? —— Miro al hombre grande con duda, hablaba mucho de un lugar seguro, pero no me dijo su nombre.

—— Me llamo Aaron

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Gracias a todos por esperar, pronto, tendran más capitulos ☺️

Demencia | Daryl Dixon Donde viven las historias. Descúbrelo ahora