02. Imprevistos

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Los cuatro salieron del edificio

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Los cuatro salieron del edificio. Estaba lloviendo bastante fuerte. Caminaron con rapidez, tratando, al mismo tiempo, de pasar desapercibidos por la gente.

Llegaron a unos departamentos, Tess abrió uno y le indicó a ambas que entraran, encerrándolas para que ellos dos pudieran hablar.

Verónica volteó los ojos con molestia y se recargó en la pared, a un lado de la puerta. Podía escuchar todo con claridad. Le dio gracia como es que Tess le ordenó a Joel que se quedara con ellas y él se quejó, al parecer lo dejó hablando solo y eso le causó más gracia.

Joel abrió la puerta con frustración, dándole una mirada a Guzmán y sentándose en uno de los sillones del departamento.

—¿Para qué querían hablar a solas si de todos modos se escuchan lo que dicen?— bromeó Vero, esperando que Joel se molestara más.







...





—¿De dónde conoces a Marlene? — le preguntó Ellie. Joel ahora se encontraba dormido matando el tiempo, Tess regresaría hasta que anocheciera y la niña estaba aburrida — ¿es tu amiga?

—Conocida.

Ellie asintió un poco, seguía hojeando el libro de éxitos musicales. Había encontrado los códigos con los que se comunicaba Joel y otras personas contrabandistas.

—¿Qué piensas qué significan los 80's?

Verónica ladeó la cabeza, tratando de pensar.

—¿Problemas? — preguntó Ellie.

Verónica asintió despacio, dándole la razón a la niña.

—¿Cuándo fue la última vez que saliste?

—Hace algunos meses, por un encargo.

—¿Sabes lo que haces? — preguntó Ellie con un tono preocupado.

Verónica entendía su actitud. La menor no tenía a nadie ahora, estaba sola y no entendía nada de lo que estaba fuera del muro. Vero de alguna forma entendía esa sensación. El no saber qué va a pasar era escalofriante.

—Digamos que no soy tan mala.

Un par de horas después, Joel despertó. Verónica notó que se removía mucho y que decía palabras sin sentido. Sabía que eran pesadillas, ella también solía tenerlas.

Ellie supo que había resuelto el código de las canciones al decirle a Joel que había sonado una de los 80's. Verónica supo que ella era inteligente y que sería difícil que pasara algo por alto lo que, de algún modo, le agradaba a Vero.

Tess llegó al departamento, dio un par de indicaciones y entonces los cuatro salieron. El ambiente se sentía húmedo por las lluvias y tenso por la situación. Verónica sentía un peso en sus hombros al tener que llevar a la niña, y más al estar cerca de personas que no conocía del todo.

La brisa chocaba contra su rostro, enrojeciendo un poco sus mejillas y a su vez, ayudándole a aclarar un poco su mente.

Los soldados de FEDRA estaban patrullando las calles de la zona. Por suerte, Verónica utilizaba un atajo por las alcantarillas, y estuvieron del otro lado del muro en unos cuantos minutos.

—Oh mierda — dijo Ellie, parándose por completo y girando a todos lados — estamos afuera.

Verónica la tomó del brazo e hizo que se agachara. La torre de vigilancia giraba la linterna y podía ver a cualquiera.

Tess dio de nuevo un par de órdenes y siguieron andando.

Los helicópteros y patrullas pasaban muy cerca. Los truenos y rayos comenzaron a sonar dándole un ambiente más terrorífico. Verónica seguía sintiendo su corazón acelerado, igual a la primera vez que salió para un encargo.

Un soldado que estaba orinando en la pared los notó, siendo ahora imposible irse ahí, pues ahora los estaba apuntando con su arma.

Joel y el soldado parecieron reconocerse, pero no sirvió de mucho, ahora los cuatro estaban de rodillas a punto de ser revisados por esa pequeña máquina para infectados.

Ellie miró a Verónica. La niña iba a ser la última en ser revisada. Guzmán le hizo una seña discreta para que se calmara. Cuando llegó el turno de Ellie, se giró al soldado y le encajó la navaja en la pierna, ocasionando que él le apuntara.

—No — dijo Verónica, poniéndose en medio y levantando las manos en un intento de calmarlo — mira tu solo di que quieres y yo puedo conseguirlo.

—Muévete — le ordenó el soldado. Joel se puso delante de Verónica, levantando también los brazos.

—Podemos arreglarlo — dijo Joel.

El soldado negó con la cabeza y dio un paso. Verónica notó como negó con la cabeza levemente y se lanzó a golpearlo.

No chingues — susurró la mexicana para ella.

Joel lo estaba golpeado muy fuerte, el pobre soldado ni siquiera podía defenderse. El hombre paró y miró a Ellie y a Verónica. Se notaba furioso, Verónica dio un paso atrás, poniendo a Ellie detrás de ella.

Tess se agachó para tomar el aparato y notó que este estaba en rojo, indicando que la niña estaba infectada.

—¡Joel! — lo llamó sorprendida, enseñándole el aparato.

Pero el hombre parecía muy distraído. Verónica lo miró tratando de descifrar que le pasaba. Bajo su vista a sus manos, que estaban llenas de sangre del soldado. La mexicana sabía que su mano le dolería más tarde.

Espérate, deja que la niña hable — dijo Verónica desviando su vista de Joel y viendo a Tess, tratando de calmarla.

Ellie se arremangó la chaqueta y les enseñó la herida. Una mordida muy bien cicatrizada.

—Lleva tres semanas — dijo la niña, mirando a Tess— nadie dura más de un día.

—FEDRA está por venir, Tess — le habló Verónica viéndola a los ojos — y nos atraparan si no nos vamos ya.

Tess las miró por unos segundos y tomó a la niña de los hombros, comenzando a avanzar.

—Joel, muévete — le ordenó la mujer.

Verónica se acercó a él y buscó sus ojos para que se conectaran con los de ella. Le señaló el arma del soldado que ya estaba muerto. Joel dio un ligero asentimiento y comenzó a avanzar también.

Cuando Verónica cruzó la reja junto a Joel supo que ya no habría forma de echarse para atrás. Y que esté corto viaje sería de todos menos agradable.

















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Trust || Joel Miller Donde viven las historias. Descúbrelo ahora