10. Visitas inesperadas

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Ahora los tres estaban encerrados

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Ahora los tres estaban encerrados. Joel revisó las calles por la ventana que estaba cubierta por periódicos, después les avisó que cuando no escucharan camionetas ni movimiento fuera, avanzarían al edificio más alto, que se encontraba a unas cuadras.

Por ahora, Vero trataba de no prestar atención al ardor en su frente. Joel parecía estarse preocupando, pues no había despegado su vista de ella.

Ellie hizo un pequeño sonido, indicando que había recordado algo, y comenzó a buscar en su mochila, extendiéndole una gasa y un líquido, que parecía ser agua oxigenada.

Vero iba a tomarlo, pero Joel lo hizo primero, parándose de donde estaba para acercarse a la mexicana y comenzar a curarla, colocando un poco del producto en la gasa. Vero sabía que no podía hacer mucho si no veía, así que dejó que Joel hiciera el trabajo.

—No seas... — Vero soltó un quejido ahogado al sentir el ardor en la herida — brusco.

—Lo siento — musitó el hombre en voz baja, estando concentrado en limpiar.

Levantó un poco algunos mechones, pues la cortada estaba casi al ras del cabello.

—¿Qué tal está? — preguntó Vero.

—No es grande y no parece tan profunda.

La mexicana asintió y miró a Ellie, que todavía estaba asustada. Veía a Vero con preocupación, y la mujer pudo notar un rastro de lágrimas en su rostro.

—¿Estás bien? — preguntó Verónica.

—Sí.

Joel soltó un suspiro, verificando si había otra herida que tuviera que limpiar, cuando vio que no fue así, se apartó.

—No oí llegar a ese tipo y...

—No pensé que vendrían dos — dijo Vero, negando levemente.

—No debiste... — Joel trató de seguir hablando — ya sabes.

—Te alegra que lo haya hecho ¿verdad?

—Eres solo una niña — Joel ahora miraba al suelo — no debías saber que es... no lo mataste.

Se notaba que le costaba decir las oraciones.

—Sé lo que se siente. La primera vez que hieres a alguien así. No soy bueno en esto.

—Se nota.

—Digo que fue mi culpa. No debías hacerlo. Y lo siento.

Ellie no pudo contener unas lágrimas, que tan pronto recorrieron sus mejillas las quitó con la manga de su chaqueta.

—No fue mi primera vez.

Todos se quedaron callados por un momento, hasta que Joel sacó la pistola, le quitó las balas y se acercó a Ellie.

Trust || Joel Miller Donde viven las historias. Descúbrelo ahora