26. Busca la luz

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Marlene se giró y soltó un suspiro

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Marlene se giró y soltó un suspiro.

—Sígueme.

Verónica soltó el aire que no sabía que tenía contenido y se apresuró a llegar a su lado.

—¿Dónde está Joel? — preguntó la mexicana tratando de sonar tranquila.

—Van a dejarlo en la autopista.

Verónica se mordió la lengua, obligándose a mantenerse con una postura tranquila aunque por dentro estaba aterrada y enojada.

—Entonces supongo que ya sabe lo que le pasará a Ellie.

Marlene asintió mientras hacía un sonido. Frente a ellas venía Joel, siendo escoltado por dos hombres. Verónica sintió su pecho oprimirse al verlo, pero no desvió su mirada.

Joel, al verla con la otra mujer, frunció el ceño con confusión y enojo. La mexicana trató de enviarle una mirada que le dijera que salvaría a Ellie. Que no lo estaba traicionando como ahora se veía. Pero Joel no pudo entenderlo. De todos modos no dijo ni una palabra. Solo la miró con detenimiento y con el ceño fruncido.

Verónica soltó un suspiro y se obligó a mantener su mente en el plan que había hecho hace unos minutos. Si quería salvarlos a ambos tenía que actuar con rapidez y, lo que estaba haciendo ahora era la mejor opción.

Llegaron al área de cirugía pediátrica. Marlene se detuvo en la puerta y de ella salió una mujer.

—Ella es Verónica — presentó Marlene a la mexicana — supuse que necesitarían manos extras.

La mujer vio a Verónica de arriba a abajo.

—Era enfermera — le dijo la mexicana con seriedad, mirándola a los ojos.

La mujer se notó nerviosa y dio un asentimiento.

—Sígueme — le pidió.

Verónica asintió y antes de dar el primer paso, Marlene la detuvo del brazo. Vero tuvo que soltar un suspiro discreto para controlar su deseos por golpearla. Si lo hiciera, perdería su oportunidad para salvar a Ellie.

—Gracias, Verónica — le dijo Marlene — sé que por lo que pasó...

—¿Quieres decir cuando manipulaste a mi hijo para que se uniera contigo? ¿O cuando lo mandaste a ese puto lugar de donde salió muerto?

A Marlene se le fueron las palabras. Verónica había hablado con tanto rencor y enojo que se sorprendió.

—Este es el último favor que te hago — dijo Verónica, tratando de modular su tono de voz y quitando su brazo de su agarre flojo.

—Leo estaría de acuerdo con esto — le contestó Marlene con seguridad — estaría orgulloso, Verónica.

La mexicana se mordió la lengua para evitar contestarle. Sabía que eso era mentira. Al fin y al cabo, nadie conocía mejor a su hijo que Vero.

Trust || Joel Miller Donde viven las historias. Descúbrelo ahora