Muchas personas perdieron todo después del brote.
Verónica era una de ellas. Tuvo que sobrevivir, adaptarse y hacer lo que sea para mantenerse en una sola pieza.
Se sentía sola y sabía que no tenía nada que perder. O por lo menos eso pensó durante...
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Tiempo después llegaron a la universidad.
—"Hogar de los Big Horns" — leyó Ellie en el pequeño letrero hecho de ladrillos y cemento — ¿qué es eso?
—Es la mascota del equipo — explicó Joel — una especie de oveja.
—Ah ¿ves? Un paso más cerca de tu sueño — Ellie se inclinó un poco a la derecha y se hizo adelante para ver lo que estaba enfrente — pero no veo luciérnagas.
—A lo mejor están en el centro — habló Vero — por seguridad.
Siguieron avanzando por la universidad. Eran muchos edificios altos y con tonos rojizos. Estaban abandonados y viejos, como todo.
—¿La gente vivía aquí? — preguntó Ellie viendo por ambos lados — ¿iba a clases y demás?
—Sí.
—¿Aunque eran adultos?
—Más o menos adultos — corrigió Joel — creo que también venían a divertirse y autoconocerse. A ver qué querían hacer con sus vidas.
Hubo un corto silencio.
—Estuve pensando — habló de nuevo Joel — no quiero ovejas. Si pudiera hacer lo que sea.
—Lo que sea.
—Bueno, de niño, quería ser cantante.
—No te creo — dijo Ellie riendo.
Esa confesión a Vero le pareció tierna. La mujer le dio un golpe en la pierna a la niña.
—¿Por qué te ríes?
—Ahora tienes que cantar ¿verdad, Vero?
—Sería lindo...
—No.
—No me voy a reír — dijo Ellie. Vero sin verla sabía que estaba sonriendo.
—Ya te estás riendo.
—Sí. Cierto. Nos cantarás más tarde.
—Y eso no está en discusión — dijo Vero.
—Sí. Voy a salvar al mundo. Es lo menos que merezco.
—Es justo.
Avanzaron un poco más. Había una explanada frente a ellos en donde había más edificios que formaban parte de la universidad.