El tiempo es tan fugaz. Que apenas te das la vuelta y sin quererlo ya te estás convirtiendo en un adolescente. Mi cuerpo ha cambiado como me lo había dicho mi primo. Ahora mis testículos parecen dos canicas de las grandes y me han salido los famosos pelos en la pija. Apenas me salieron los primeros fui a mostrárselos a Diego, quien orgulloso me enseño a masturbarme correctamente. Tuve mi primera eyaculación. Fue algo grandioso. Aunque unos segundos después por alguna razón desconocida me sentí como la peor persona del mundo.
Eric me explicó que era algo normal. Nos pasaba a todos los hombres algunas veces, pero con el tiempo dejabas de sentir esa culpa, para dar entrada al verdadero placer. Me sentía ya mayor a mis doce años, por mi desarrollo precoz. Además de compartir mi pubertad con chicos mayores como Diego o Eric.
Obviamente seguía siendo el mejor amigo de Javier, pero al parecer a él aún no le interesaba crecer. Disfrutaba seguir siendo un niño consentido por sus cuidadores. Cómo viaje unos meses al regresar prometimos celebrar mi doceavo cumpleaños. Iríamos a explorar una casa abandonada, supuestamente embrujada que se encontraba alejada de la ciudad. Para aquella ocasión desistí sobre los pañales, pensaba que eran demasiado infantiles para nuestra edad. A él le daba igual, así que Carlos le puso uno para que estuviese seguro en nuestra aventura.
A pesar de que se empezó a llevar bien con Eric, no le tenía confianza para contarle sobre tal asunto. Hasta ese momento, Carlos, Rosa y yo, somos los únicos que sabíamos sobre los pañales. Sabía que además de sentir protección con ellos, le gustaba usarlos, por eso no lo juzgue.
Era su único comportamiento infantil, porque definitivamente desde que lo conocí, era más tenaz que yo, más valiente, más arriesgado. Nadie apostaría que tuviere ese tipo de gusto. Tal vez era una forma de expresarse y sentirse seguro.
Otros de sus actos de macho alfa, era su búsqueda por ser independiente. Ya no quería ocupar de Joaquín y se arriesgaba hacer las cosas sin ayuda de los demás. Para la excursión a la casa. Tomamos un autobús. Aunque tenía el dinero suficiente de pagar un taxi, dijo que necesitaba vivir la experiencia tal como es, sin tomar ventaja de su vida privilegiada.
Mi mejor amigo, nunca ha sido como los otros ricos. Era autentico, era lo que me encantaba de él. Estaba loco por que le gustaba hacer cosas tan extremas, pero eso lo caracterizaba. Por eso lo admiraba tanto.
En el transcurso de aquel viaje, me di cuenta que Javier era más imponente que yo. Él llevaba el control entre los dos. Yo era el mayor, debía ser quien imponga primero. Entonces me pregunte ¿Le doy el poder por qué es el del dinero? Ya que él era quien pagaba absolutamente todo. Hasta ese día, yo no había puesto ni un misero centavo en nuestra amistad.
Pensar en ello, aunado con el sol inmenso que había ese verano, me irritó bastante. Era injusto que todos los demás sean superiores a mí. Jamás he sido el líder en algo o alguien me ha visto con admiración. Para siempre he sido el seguidor.
No pude ocultar mis emociones y me comporte indiferente con él. Solo lo ignoraba cuándo hablaba y respondía cortante. Me pregunto que tenía. No podía explicar lo que sentía, así que lo límite con un simple "nada".
Para él era más importante nuestra misión, no iba a permitir que mi comportamiento interfiriera con lo propuesto. Continuó el camino y yo como un tonto, le seguí.
Dimos con el lugar. Eric nos había contado de aquel sitio. Nos mostró algunos comentarios por internet sobre algunos que han ido a investigar. A simple vista se notaba que estaba totalmente vacía. Se respiraba un aire de intranquilidad. Era perturbador el tan solo mirarla. Me quede atrás, con miedo. Pero él aventurero sin mostrar temor fue el primero que se encaminó al lugar.
ESTÁS LEYENDO
La extraña Familia Arcos
RandomMiguel se hace amigo del hijo menor de una familia poderosa de apellido Arcos. Esa amistad lo llevará a descubrir cosas inimaginables que ninguna familia normal podría vivir en su entorno. ¿Qué hará cuándo descubra su secreto más grande?