Secretos y Conflictos

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Pasar la noche con mis primos me animo a acercarme más a Lorena. Los dos me apostaron que debía aunque sea conseguir un beso de ella antes que acabará el mes. Y con sus enseñanzas estaba listo para convertirme en todo un don juan como dicen muchos. 

Debía hablar con Javier para dejar las cosas en claro y estar en paz. Me dirigí a su escuela esperando encontrarme con ella. Le envíe un mensaje diciéndole que me encontraba ahí. Me indicó donde encontrarnos, nos vimos detrás de un salón que funciona como oficina de conserje para platicar. Me sentía bastante nervioso estando al lado de ella, es una señal de que me gustaba bastante, según Efraín.

Di el paso a convertirme en hombre aquel día. Ella me estaba contando algo y la interrumpí besando sus labios. Al principio me correspondió, pero instantes después me separó con una fuerte bofetada que sentía que me había reiniciado el sistema.

"¿Qué te pasa maldito pervertido?"

"Perdón, es que no sé que me paso".

Ya el acto estaba hecho, me tocaba enfrentar las consecuencias de lo que había hecho. Ella lucía molesta, se separo de la pared en donde estaba recargada. Se encaminó un poco para alejarse de mí. Volteó a verme sonriendo de una manera picara y se lanzo hacía mi para besarme de manera intensa. 

Fue ahí dónde entendí que nunca entenderé a las mujeres. En un momento quería matarme y en otro me succionaba el cuerpo a través de su boca. Besar no era como imaginaba, era algo asqueroso por tanta saliva, y de alguna forma tan excitante. Mi miembro empezó a tener una erección. Lorena se dio cuenta, se separó para decirme que es un halago para ella que me haya excitado con ese beso. Se despidió porque  tenía que ir con sus amigas. Yo me quede un rato ahí procesando aquel beso, recordé que iba por Javier y me apresuré a alcanzarlo.

Por el tiempo que pase con Lorena no logré verle en la escuela. Tome un camión para llegar a casa de los Arcos. La camioneta que conducía Joaquín para ir a recoger a Javier ya estaba estacionada. Eso indicaba que él ya estaba en casa.

Ese día casi no había nadie. Milagrosamente Eric quien vivía encarcelado ahí, había salido con su papá y su tutor ha comprar ropa para un evento. La señora Arcos estaba de viaje. Rosa y Carlos tuvieron un descanso y lo aprovecharon para tener una cita romántica. Solo Joaquín se quedo en espera que alguno de los hijos restantes necesitara salir. Marco estaba en la sala leyendo un libro de finanzas. Fue al primero que me encontré al entrar.

"Ya era raro de que no estuvieras merodeando por acá."

"Vine a ver a Javi."

"Si, no creo que hayas venido a arreglar algo de la casa o hacer trabajo de albañilería."

Tal vez fue por el beso o las enseñanzas recientes de mis primos que me sentía un hombre en toda la extensión de la palabra y eso significaba hacerle frente a aquellas personas que me hacían sentir mal, incluyendo el sarcasmo de aquel tipo. Me acerque a él para enfrentarlo.

"¿Tienes algún problema conmigo?"

"No tengo problemas con nadie."

"¿Entonces por qué me tratas así?"

"¿Cómo quieres que te trate? ¿Te hablo dulcemente y te recibo con una taza de té y galletas?"

"No, pero me haces sentir mal. Considero que no te he hecho nada malo a ti y a tu familia como para que uses ese tono de voz conmigo cada vez que me ves. No quiero agradarte, pero tampoco quiero que me desprecies solo por que sí."

Dejo el libro que estaba leyendo, lo cerro y se levanto del sillón. Camino sin voltearme a ver, ignorándome totalmente. Eso dolió más, que me hubiese dicho alguna palabra tal vez hubiera hecho sentirme menos miserable. Subió las escaleras, entro a su cuarto, cerro la puerta. 

La extraña Familia ArcosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora