Me límite a esperar a Javier ya que no quería que nadie más se diera cuenta del pañal. Permanecí en la cocina hasta que lo vi llegar. Su rostro me indicó que no esperaba mi llegada, aun así era bien recibido por él.
Apenas llegó, dijo que subiéramos a su habitación, pero le dije que nos quedáramos a comer. Rosa estaba preparando comida para ambos. Ordeno a Rosa que cuando este lista, la subiera para comer a solas. Tome su brazo de manera no tan brusca para hacer que se quedará ahí. Me observo algo molesto, pero se sentó en la mesa.
Le pregunté sobre su día y respondió de una manera tan cortante, dando a entender de que no quería hablar ningún tema sobre la mesa. Solo quería comer para retirarse. Carlos tenía razón había tomado una actitud nefasta con los demás en la casa.
El olor atrajo a Eric a la cocina. Sorpresivamente también Marcos nos acompaño para comer. No dijo ningún comentario que me hiciera sentir mal. Se comportó como si nadie más estuviese en la mesa, pero el parlanchín de Eric, nos hacía hablar a todos de vez en cuando.
Al momento de interrogar a Javier sobre su día, también le respondió a su hermano con esa tonalidad pesada. "No mames Javi, desde que te salió vello púbico te has vuelto insoportable". Menciono Eric causando algunas risas entre los presentes.
Totalmente de acuerdo con él. La pubertad lo estaba convirtiendo en un desgraciado. Pero yo no me había dado cuenta de ello lo extremista que eran con los demás, ya que de cierto modo conmigo mantiene un cierto respeto.
Terminamos de comer y fuimos a su habitación. Ahí le pregunte del porque se comportaba así con su familia. Me dijo que estaba de mal humor y no quería tolerarlos por ese día. Entendí que tenía algo, por lo que volví a interrogarle para saber que sucedía.
Dijo que la escuela lo estaba estresando. Nunca imagino que esto de crecer se volviera complicado. No es sobresaliente en materias, deportes, ni siquiera con las chicas. Se pregunta que tiene de malo si según varias personas es un chico agraciado.
Tampoco tenía palabras de aliento para animarlo. Me sentía igual que él. Atrapado en ese limbo llamado adolescencia que era tan solo el comienzo que estábamos viviendo. En ese aspecto teníamos muchas cosas en común.
"La vida era más fácil cuándo nos íbamos de aventuras y solo nos teníamos que preocupar de nuestro pañal ¿No crees?" Río, afirmando que tenía razón. Pero esos días habían quedado atrás para él.
Me moví un poco a propósito para que el pañal sonará un poco. Al darse cuenta me pregunto el porque lo llevaba puesto. Le dije que le pedí el favor a Carlos. Inventando que al platicar con Efraín sobre dicho asunto, me había confesado que el usarlos les causa menos estrés.
Con una mirada rara de burla, me dijo que estaba loco. Eso causo coraje en mí, cuándo antes él era quien pedía ser puesto en pañales. Tenía que jugar todas mis cartas para que pudiera volver a Carlos y Rosa quienes lo extrañaban tanto.
Aprovechando el tema, le confesé que había hablado con Carlos y lo que me había dicho. Lo tomo de una forma que no era propia de él. Me dijo que el asunto de volverse mayor implica dejar ciertas cosas atrás y también a algunas personas.
"Quiero mucho a Carlos y a Rosa. Pero no quiero depender siempre de ellos. Estoy agradecido de todo lo que han hecho y siguen haciendo por mí. Solo que necesito crecer, empezar a ser independiente. No puedo seguir siendo un niño indefenso todo el tiempo".
No sé de donde había sacado esa forma de pensar. Admito que también antes creía que el asunto de los pañales interferían en el desarrollo de mi amigo, pero escucharlo tan preocupado por el prejuicio de crecer, me hacía sentir tan mal.
Insistí una vez más que debería hablar con ellos, no tiene nada de malo depender de las personas que tanto amor le tienen. Son más que sus propios padres. En esa línea tan insegura que se encontraba, lo que más necesitaba era protección para estar en calma un rato. Entendió lo que tanto le intentaba decir. Fue a ver a Carlos.
Fue un hermoso reencuentro. Javi le contó todo lo que le acongojaba desde que empezó a crecer. Como un buen padre, Carlos le dio consejos para enfrentarse al mundo, haciéndole ver que cuándo no pueda contra este, ellos estarían ahí para él.
Abrazo a su figura paterna más leal que ha tenido en la vida, dándose cuenta que su lugar seguro era con ellos dos. Rosa acariciaba su cabello de manera tan dulce como solo una madre podría hacerlo. Y entre los dos, le proporcionaron el cariño que tanto necesitaba durante este tiempo.
Obviamente no podíamos evitar el tema de los pañales. Con algo de celos, me reclamo por hacer que Carlos me pusiera unos. Dijo que era cosa de él nada más. Entre risas, Carlos le explico la situación, recordando que cada vez que le ponían un pañal, él se mostraba tan relajado, probando que no solo era una protección contra necesidades fisiológicas. También le proporcionaban la seguridad para enfrentarse ante algunas situaciones, que solo él entendía.
"Creo que necesito volver a sentirme de ese modo. Me apresuré tanto por crecer que me olvide de la parte de mí que era valiente ante las cosas. Ahora enfrento todo con dudas, temores. Quiero ser nuevamente ese chico despreocupado que corría a pedir ayuda cuando lo necesitaba".
Su verdadera familia estaba tan contenta de que el pequeño Javier, estuviera de regreso. Sin más que decir. Pidió que por favor le volvieran a colocar un pañal, para ver si esto le ayudaba a relajarse.
Después de tanto tiempo, prepararon el cambiador para él. Colocaron una sábana limpia, tomo los hombros de Carlos para impulsarse si mismo hacía el cambiador, haciendo que su mayordomo se volviera a sentir útil a pesar de la estatura y el peso que ha adquirido su pequeño amo durante estos años.
Aquello era un asunto intimo entre padres e hijo adoptivos. Salí de la habitación sin cerrar tanto la puerta para observar simplemente por curiosidad. Los días pasados regresaron para los tres. Con suavidad desprendieron a Javier de su ropa, dejando únicamente su playera. Rosa fue por los productos de higiene, mientras Carlos platicaba con el ahora pequeño sobre lo que había sido su día.
Su voz ya no era aquella voz mal educada de hace unas horas en la mesa. Ahora era cálida, sincera, suave como la de un niño hablando con sus padres. Sin mostrar nada de vergüenza. Javier fue limpiado con tanta ternura con toallitas húmedas las cuales tenía tiempo de no sentir en su cuerpo.
De una manera delicada le agregaron el talco a sus partes nobles y su trasero. Y con sumo cuidado Carlos coloco el aceite que lo protegería contra las imperfecciones del pañal, el cuál al final le pusieron amorosamente.
Mi mejor amigo había vuelto a los pañales. Para Rosa y Carlos, él era un pequeño tan frágil, que protegerían toda su vida y harían cualquier cosa para verlo feliz. Sin importar que algunas en los ojos de otras personas, parecieran algo turbias.
Lo que yo presencie fue un acto de amor. Lo confirme cuándo Javi se vio a si mismo con el pañal, se río un poco pero no burlándose de si mismo, sino sintiendo que volvía a estar protegido. Abrazo a sus dos personas más preciadas en el mundo. Dándole las gracias por continuar ahí.
Entre unas cuantas lágrimas, Rosa le dijo que nunca pierda su inocencia, y que no permita que este cruel mundo, lo haga sentir mal de nuevo. Ella estaría dispuesta a luchar todas las batallas por él.
Sin emitir palabras, Javier demostró todo su cariño y agradecimiento abrazándoles con más fuerza. Dijo que era momento de descansar un poco, además que no podía dejarme solo ya que estaba de invitado.
Rosa me llamo para que entrara a la habitación. Me dio un fuerte abrazo y un enorme beso. Acariciando mi rostro con ternura. "Vivan muchas aventuras esta noche, que aquí estamos para limpiar cualquier desastre". Me dijo felizmente.
Carlos le entrego su ropa a Javier esperando que este se la pusiera solo, pero le dijo que él lo ayudará a vestirse. Sin oponerse vistió a mi amigo, sin mostrarse apenado o minimizado por ese acto.
Podrán pasar los años, pero al igual que Carlos y Rosa, también veré a Javier de la misma manera. Ese niño bondadoso, tierno, amable, que tiene tanto amor para dar a los demás. Y que al igual que ellos, mientras este a su lado, voy a protegerlo de todos los males posibles.
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La extraña Familia Arcos
RandomMiguel se hace amigo del hijo menor de una familia poderosa de apellido Arcos. Esa amistad lo llevará a descubrir cosas inimaginables que ninguna familia normal podría vivir en su entorno. ¿Qué hará cuándo descubra su secreto más grande?