La Maldición De Los Arcos

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Al pasar el tiempo es normal que las amistades dejen de ser las mismas. Recuerdo que mis padres se llevaban bien con unos vecinos y después de tantos años apenas y se saludaban al encontrarse en la calle. 

Tenía miedo de que eso pasará con Javier y conmigo. Algunas veces creí que era nuestro niveles económicos lo que nos iban a separar, pero mi ego dañado fue el causante de que nuestra amistad sufriera la primera grieta. Y como hijo de un albañil, era mi deber arreglar ese desperfecto antes que se rompiera totalmente.

Mis papás no estaban seguros de recibir al hijo de los Arcos en la saca. No tenía las condiciones adecuadas para ofrecerle una buena estadía. Conociendo a Javier, estaba seguro que no le importaría eso, solo querría pasarla bien y vivir algunas aventuras. 

Iba a ser como recibir a una celebridad. Limpie junto con mi mamá todo, mi papá y yo reparamos algunas cosas que llevaban años descompuestas. Y contratamos una pipa para que llenará el tinaco y hubiese agua todo el tiempo. Mis hermanitos estaban emocionados por conocerlo. 

Salí a recorrer mi colonia para ver que lugares mostrarle y platicarle al respecto. Había una casa donde un chico drogadicto mató a su padrastro,  para después suicidarse, desde entonces dicen que el espíritu de ese señor y el chico habitan en ese lugar. Una primaria supuestamente construida en un cementerio. Un borrachito que siempre se la pasa en la calle tomando y saca dinero de quien sabe donde. Tenía tantas historias que siempre ignore por completo.

La lista de cosas por hacer estaba hecha. Solo faltaba el invitado principal. Quién había dejado de escribirme por días, pero iba a ir por él para traerlo aunque fuera a rastras a mi casa. 

El Viernes volví a faltar a clases para ir por Javier hasta su casa. Ya se me hacía costumbre ir sin avisar. Aquel día estaba la señora Arcos, como siempre con su humor pesado y su cara de pocos amigos. Se encontraban ella y Marco en la sala principal dónde tenía que pasar a fuerza para llegar al cuarto de mi mejor amigo. Me saludo casi obligadamente y con una sonrisa forzosa. Mi presencia en esa casa parecía molestarles, pero a los personajes secundarios de ese susodicho hogar, les encantaba verme. Rosa y Carlos me abrazaron después de días ausente. Ella me comento que Javi empezó a salir con Marco para ir al gimnasio. Y aquel día había ido por su cuenta para empezar a ser independiente. 

No me imaginaba a Javier como un chico de gimnasio. Para mi era del grupo que llamaban gamer y le gustaba todo eso de juegos y cosas de acción. Claro, yo también estaba cambiando y era valido que él haga lo mismo. 

Escondido entre las sombras como casi siempre. Eric me esperaba en las escaleras, me dijo que entrará a su habitación porque necesitábamos hablar. Jeremy se encontraba ahí empacando unas cosas. Me saludo y luego salió para darnos privacidad. 

"¿Y esas maletas?"

"Me voy a la verga. Ya no soporto esta casa."

"¿Por qué?"

"¿En serio tu pregunta? Mi madre, Marco, el estrés que da el apellido Arcos. No puedo seguir de esta manera."

"¿A dónde te vas?"

"Rusia, me voy con Jeremy."

"¿Tus papás están de acuerdo?"

"Algo. No están de acuerdo con el matrimonio, pero con tal de deshacerse de mí, lo aceptaron"

"¿Qué? ¿Se van a casar?"

Su risa burlesca me hizo saber que se trataba de una broma. Era usual en Eric hacer ese tipo de cosas.

"Obvio no. Jeremy va a volver a Rusia, su padre está muy enfermo. Y dejara de ser mi tutor"

"Órale, que chido por ti ¿No?"

La extraña Familia ArcosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora