El Miembro Misterioso

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Joaquín se detuvo en una tienda de auto servicio. Bajo junto con nosotros para acompañarnos al baño, pero Javier lo detuvo diciendo que no eramos unos bebés como para que él nos supervisará. Solo cumplía con su trabajo, porque si algo nos pasaba, la familia Arcos era capaz de matarlo. Según sus palabras.

Entré al baño seguido de Javier quién me pidió una explicación de lo que estaba sucediendo. Temía confesarle la verdad y que se burlara de mí o se enojara porque me daba miedo estar en el cementerio a altas horas de la noche.

Pero quería que nuestra amistad fuera solida, y la sinceridad era parte de ello. Me arme de valor y le dije la verdad. Me quedo viendo con una cara entre burla y decepción, para después decir que lo hubiera confesado antes, así podríamos hacer otra cosa. Sugirió que ya que estábamos fuera podríamos ir a cualquier lugar, siempre y cuándo Joaquín nos llevará.

Su idea no era mala. Pero yo no estaba acostumbrado a estar fuera a esas horas. Además teníamos once años ¿Qué clase diversión podía haber en la madrugada para dos niños de nuestra edad? 

Ya resignados, salimos del baño para volver a la camioneta y no levantar sospechas. Javier le ordeno a Joaquín que nos llevará de vuelta a la casa. Parecía algo molesto, así que intente sugerir hacer otra cosa. Dijo que estaba bien así, pero le debía una por perdernos aquella noche del cementerio.

Al volver a casa, Joaquín nos ayudo a meter todo de vuelta para no hacer ruido. Volvimos a la habitación. Javier enseguida se metió a la cama y se cubrió para ignorarme. Me sentía mal de haber arruinado la noche. Quería hacer algo para compensarle, así que invente sobre un demonio que habitaba en mi colonia. La historia lo atrapo totalmente, así que agregue más cosas que llamarán su atención. Anticipe que al escuchar la historia enseguida querría ir ahí, por lo que tuve que inventar una fecha supuestamente especial en la cuál se hacía presente. 

La emoción en sus ojos era radiante. Se pusieron más verdes de lo que eran. Sabía que lo tenía enganchado con lo que le dije y mi deuda estaría saldada si lo llevo a conocer el lugar de origen de aquella criatura inventada. Ya más tranquilo, nos acostamos ambos a dormir. 

Me desperté algo temprano porque sentí ganas de ir al baño, pero recordé que tenía el pañal puesto, así que lo probé y me hice pipí encima. Se sentía algo calientito entre mis piernas. Extraño pero agradable. Estaba muy cómodo y me volví a dormir.

Dieron las diez de la mañana. Desperté con la luz del sol en mi cara, ya que Javier abrió totalmente la ventana para que me levantará. Dijo que era hora de un cambio de pañal, antes de bajar a desayunar. Su pañal parecía más lleno que el mío. Se había hecho popo. "Hay que aprovecharlos antes que desperdiciarlos". Me dijo justificando su acto.

Mando un mensaje a Carlos preguntando si su familia estaba en casa. Al parecer su madre se había ido a desayunar con sus amigas. Su papá seguía en viaje de negocios. Y su hermano salió a hacer ejercicio. Así que la casa estaba segura. Le pidió a Carlos trajera todo lo necesario para limpiar, mientras Rosa preparaba el desayuno. 

La puerta sonó poco después, era Carlos con la bolsa que le había solicitado Javier. Cerró la puerta con seguro, y me pidió que esperara en el baño mientras limpiaba al menor de la familia Arcos, pero Javier le dijo que no importaba, ya que le contó que la última vez fui testigo de su limpieza y que llevaba también un pañal. 

Me puse rojo de la vergüenza, que le dijera eso a Carlos. Por su parte el se mostró agradecido que comparta eso con Javier. Sin más, colocó el protector en la cama, desvistió a Javier y retiro su pañal hecho popo delante de mí. Javier me pidió que no vea tanto como lo limpiaban, al parecer si tuvo pena al final. Pero ya era tarde, le vi todo sucio nuevamente. Aun así me coloque al lado de él para platicar mientras Carlos hacía su trabajo y que no sintiera tanta incomodidad. 

Al terminar Javier le pidió a Carlos que siguiera conmigo. Yo me negué, pero el insistió, alegando que ya estaba todas las cosas de limpieza ahí y que había visto ya dos veces su aseo corporal. No podía combatir contra eso, era verdad. Ya había fallado con él, por lo del cementerio, así que accedí a que Carlos igual me limpiara. 

Colocó otro protector en la cama. Iba a ayudar a desvestirme, pero le interrumpí diciendo que yo podía solo. Ya era mucho ser tratado como un pequeño inútil.  Quede solo en pañal, cuándo Carlos me levanto del suelo y me puso encima del protector. Me desabrocho el pañal, y sentí una pena enorme por tener de testigo a Javier. Sé que me había limpiado la noche anterior, pero era distinto que viera como alguien me aseaba mis partes. Así que le pedí de favor nos diera privacidad. Solo se río un poco llamándome infantil. Se vistió y salió de la habitación, no sin antes decirme que me esperaba en la cocina para desayunar.

Ya con la puerta cerrada y asegurada. Carlos me retiro totalmente el pañal, tomo una de las toallas humedas y comenzó a limpiarme. Lo hacía con delicadeza, nada que ver con el trato brusco de Javier. Mientras me limpiaba, me agradeció por hacer todas esas cosas para Javier. Él sabe que no es nada fácil el crecer sin sus padres, y lo que más necesitaba era un amigo real como yo. Me platicó un resumen de su historia, de como llegaron él y Rosa a esa casa, y han visto crecer a los hermanos Arcos, pero Javier es el más especial para ellos. No por ser el menor, sino por ser el que mejor los ha tratado, por eso desean conservar a ese pequeño mientras puedan. Lo tratan de ese modo infantil, ya que ellos no pueden tener hijos y les da cierta ternura el que mi amigo sea así con ellos. 

"No queremos causarle un trauma, ni que se sienta obligado por nosotros. Cuándo él quiera crecer, estaremos listos para dejarlo ser. Yo lo que más quiero, es que crezca sano y feliz. Estoy consciente de que no soy su padre. Pero su papá jamás le cambio un pañal, no le dio un biberón. No estuvo presente cuándo perdió su primer diente. Ni siquiera estuvo presente el día que se graduó del kinder con el mejor promedió. Pero mientras Dios me de vida. Espero estar presente en todos sus momentos importantes. Y si yo no estoy, espero te tenga cerca a ti para ello".

Las palabras de Carlos me llegaron al alma. Aunque era muy chico, entendí cada una de ellas. Ya no me daba pena ser tratado de esa manera infantil por Carlos. Sabía que no lo hacía de forma perversa, ni nada de eso. Es solo un hombre que nació para ser padre, pero la vida no se lo permitió. En cambio, alguien como Raul Arcos. que fue bendecido con un buen hijo, no sabía ni siquiera cual era su programa favorito. Y ese mayordomo, conocía hasta lo más intimo de Javier. 

Bajé a desayunar luego de estar totalmente limpio. Javier no había tocado su comida por esperarme. "Ni por su familia hace eso". Me dijo Rosa al llegar a la mesa. Entonces era afortunado de que Javier Arcos me consideraba tan importante. 

Se comprobaron las palabras de Rosa, a la llegada de dos sujetos más en la cocina. Martín Eric Anmon Arcos Vázquez. Acompañado de simplemente "Jeremy". Su ya mencionado tutor. Rosa le pregunto a Eric que quería de desayunar. El comento que una pizza, pero enseguida Jeremy intervino para cancelar dicha orden, ya que el desayuno debe ser algo adecuado y saludable después de haber hecho ejercicio. Así que él ordeno lo que iba a consumir el hermano de Javier. 

Eric lucía de verdad molesto, pero por sus gestos, sabía que no podía hacer nada. Rosa dijo que prepararía la comida y Jeremy mando a Eric a tomar un baño antes de comer. Eric protesto diciendo que tenía mucha hambre. Jeremy sacó de su bolsillo un objeto extraño que parecía un simple mango de madera, el cuál estiro un poco para convertir en algo parecido a un bastón. Se puso totalmente serio y le pregunto a Eric: "¿Qué dijiste?".

Ese bastón tenía un poder inmenso en Eric. Apenas lo vio y enseguida obedeció la orden de Jeremy. Se disculpo por su comportamiento y subió a darse una ducha. Jeremy volvió a poner el bastón en su posición original, lo coloco nuevamente en su bolsillo y tomo asiento al lado nuestro.   

Tan solo su presencia era demasiado imponente. Tenía pánico de tenerlo al lado mío. Los empleados también lo respetaban, se dirigían hacía él de una manera muy correcta. ¿Quién era esa persona que dominaba en la casa de los Arcos? Es lo que más quería saber. 

La extraña Familia ArcosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora