La Familia Martinez

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Había llegado el momento en que Javier conviviera con mi familia. Esta idea me ponía algo intranquilo. De verdad no sabía como se comportarían ellos o él. Sentía que era mucha presión. Y todo era casi obligado por el problema que tuvimos apenas.

¿Qué me pasa? ¿Por qué de un momento a otro me ponía a complicar las cosas? Si ya todo estaba bien. Yo mismo me aventaba al mismo vaso para ahogarme. Estaba sobre pensando las cosas, demostrando que no confiaba en mi familia y mi mejor amigo.

Durante el trayecto me la pase creando escenarios imaginarios, de lo que podía ser la primera noche de Javier en la casa. Él solo veía por la ventana, dándose cuenta de que entre más avanzaba la camioneta, cambiaba totalmente el panorama de la ciudad. 

Las casas se reducían a cada momento y hasta el alumbrado publico como las calles se volvían desfavorables. Quizá había tomado una mala decisión quiso pensar, pero se aferraba a hacerlo por nuestra amistad.

Entrando a la zona de mi casa, empezaban los baches. Uno de ellos hizo que Joaquín perdiera un poco el control del vehículo haciendo que Javier tirara la bebida que estaba tomando en ese momento. Apenas comenzaba esto para él.

Cuándo Joaquín me deja, no me deja exactamente en mi casa. Sino en una entrada a la colonia, para que no tenga que sufrir tanto con lo imperfecta que esta mi calle. Esta vez tenía la orden de dejar a Javier exactamente, justo en la puerta de la casa. 

Con todas las dificultades por las calles y la falta de luz, logramos llegar. Joaquín bajo la pesada bolsa que había llevado Javi consigo y todo amablemente la puerta de mi casa. Enseguida Lyna mi hermana de siete años y Gustavo de diez. Salieron a la casa con el cartel que habían hecho para Javier. Quien no se esperaba tal bienvenida. Se agacho un poco para saludarlos y ellos le dieron un abrazo enorme, como si se tratase de un viejo amigo muy querido. 

Ninguno de ellos conoce a Javier, más que por las historias que mi papá y yo hemos contado. Pero gracias e eso, le agarraron un enorme aprecio. Hasta a Joaquín le dio gusto ver como trataban a su pequeño amo. 

Una vez que hablo con mis padres y les dejo su número para cualquier emergencia, se retiro. Le presente a mi mamá quien también fue muy amable al recibirlo y él saludo a mi papá de una manera muy honesta al volverlo a ver.

Metí su bolsa pesada a la casa. Al entrar se dio cuenta de que era pequeña, y que incluso su habitación podía ser más grande. No lo dijo, pero note que su primera impresión no fue lo que esperaba de mi hogar.

Mamá nos preguntó si habíamos cenado. Antes de venir pasamos a comprar unos bocadillos y con eso Javier estaba satisfecho. "Que pena, y nosotros los habíamos esperado para comer todos juntos", comento mi papá algo decepcionado. Javier se dio cuenta del sacrificio de mi familia de no cenar para comer todos juntos, pidió de favor que le sirvieran de comer, a pesar de estar lleno cenaría con nosotros. 

Le sirvieron una porción más grande que a todos. Mi mamá por alguna razón quería quedar bien con nuestro invitado. Al notarlo, pensó que sería un reto terminarse toda esa comida por si solo. Sin dudarlo, lo hizo.

Era una sola televisión para toda la casa. Así que todos veíamos lo mismo. Nuestra costumbre era que cada uno elegía un programa de Lunes a viernes y ese veíamos todos en familia. Los viernes le tocaba a Lyna. "Elige tú", le dijo a Javier pasándole el control remoto. Agradeció el gesto de mi hermana y cambio los canales los cuales solo eran cinco. Porque no teníamos servicio de cablevisión en casa. 

Ningún canal de esos, era conocido por él. Desde que nació ha tenido acceso a servicio digital y solo ha visto televisión por medio de todas las plataformas existentes que ha habido. "Chale, no sé que podemos ver, no he visto estos canales antes". Fue honesto, eso causo una risa enternecedora en la familia. 

La extraña Familia ArcosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora