El Señor Arcos

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Tal como estaba programado, el evento por el doceavo cumpleaños de mi mejor amigo estaba empezando. Desde su ventana veía como iban llegando autos lujosos de los cuales bajaban gente vestida tan elegante. 

Todos los que fueron contratados para darle vida a dicho evento, empezaron con su labor. Había mayordomos especiales recibiendo a los invitados, ayudándoles a encontrar una mesa. Los meseros servían bebidas y alguna degustación antes de que el invitado especial llegará.

Javi seguía jugando mientras yo veía a través de la ventana como si se tratase de una película. Cuándo de pronto alguien llega a la puerta. Era nada más y nada menos que el famoso Raul Arcos. El padre de Javier, Eric y Marco. 

Enseguida se da cuenta de quien se trataba. Javier avienta el control a un lado, y corre hacía él para darle un fuerte abrazo. Un reencuentro que parecía bastante largo. Ninguno de los dos se había visto por meses. En esa fecha tan especial, era casi un pecado fallarle a su hijo. Javier no puede ocultar la emoción de tener a su padre después de tanto tiempo sin verle. 

De manera muy amable le indica a su hijo que debe alistarse para su fiesta, los invitados están esperando por su presencia. Javier dice que no le importa, que desea prolongar el reencuentro de padre e hijo por un rato más. La sonrisa que le ofrece el señor Arcos a mi amigo fue tan honesta. Entendía que Javi lo quería en verdad. 

Al darse cuenta de mi presencia en la habitación, me sonrió de igual manera, se acercó para estrechar mi mamo. "Tú debes ser Miguel. He escuchado mucho de ti. Muchas gracias por ser tan buen amigo para mi Javi". Me dijo con una sinceridad tan embriagante. Él no era como su esposa, se notaba lo buena persona que era. A pesar de dejar a sus hijos solos por largo tiempo.

"Bueno muchacho, apaga esa cosa, es hora de arreglarte".

Cómo ordenó su padre, Javier apagó el video juego. El señor Arcos llevaba lo que parecía una bolsa de regalo, de la cual saco una caja muy fina al abrirla había un traje blanco demasiado hermoso. La tela le hacía parecer tan fina y tenía unos botones que eran de oro. Realmente oro puro. Además de sus acabados dorados a los lados. Javier estaba alucinado al ver ese traje tan elegante y costoso.

El señor Arcos se dirigió al baño para llenar la regadera. Iba a preparar a Javier para su fiesta. Creí que necesitaban privacidad de padre e hijo, pero tenía pena de estar solo con toda esa gente. Javier dijo que lo esperara, para que vayamos los tres juntos. Al ver la confianza que había entre su hijo y yo, el señor Arcos desvistió a Javier delante de mí. Ya una vez desnudo, lo cargo entre sus brazos. Parecía como una de esas pinturas de museo, como aquel padre cargaba a su pequeño de esa manera tan tierna en su estado más puro. Javier lucía algo apenado por mi presencia, pero eso no le impedía el estar tan contento de que su padre lo estuviese tratando de esa manera tan tierna. 

Introdujo a mi amigo en la bañera, hecho un liquido para hacer burbujas y enjabono el cuerpo de Javier, mientras platicaban. No había visto a mi mejor amigo tan feliz. Era como ver a un infante cuándo se encuentra en esas bañeras de plástico baratas mientras sus padres lo bañan. Me recordó cuándo mis papás me metían en una cubeta y con un estropajo me aseaban, mientras me hacían reír. A pesar de mi carencia, yo tuve la suerte de vivir esos momentos varias veces. En cambio Javier a pesar de su tina tan fina. Era la primera vez que su papá hacía eso con él. 

Para Javier estar siendo bañado por su papá, era el mejor regalo que podía tener. Lamentablemente ese tiempo de padre e hijo, tenía que terminar ya que la espera de los invitados causaba una presión en ellos. No podían quedar mal ante los invitados. 

Lo saco de la tina, y lo envolvió con una toalla. Nuevamente lo cargo y lo llevo de nuevo a la habitación. Me pidió de manera muy amable que pusiera una toalla en el piso para que Javier se pare en ella y no ensucie el cuarto. No quería mojar para que Rosa, ni Carlos tuviesen que molestarse en limpiar. Su empatía por los demás era deslumbrante. De verdad le importaban sus empleados. 

La extraña Familia ArcosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora