Capítulo #8★ ¿Condón?🍷 Lana

32 9 18
                                    

No sé que demonios pasa por mi cabeza. Solo quiero dejar de pensar por un momento y dejarme llevar porque esto en serio se siente bien pero sería romper cada estereotipo que he marcado en mi vida sexual.

El beso de Felipe me tomó desprevenida porque él se veía molesto y ni siquiera se por qué lo hice darse vuelta cuando ya se iba, solo sé qué, no quiero dejar esto aquí.

Quiero... Sentir. Arg, ¡¡que estúpida soy!!
Y es justo eso lo que hago, ¡siento!

Ningún beso de este hombre habia sido así.
Siempre había fuerza, rudeza y pasión en sus agarres, en sus labios contra los míos pero está vez no.

Había gentileza, era suave, como si quisiera hacerme sentir segura y no sé si es lo que quiere pero pienso eso porque es así como me siento.

Me muestra una parte de él que no conocía y no se parece en nada a lo que Felipe Ferreira representa ante todo el mundo.
Esa parte que también es humano y se que solo es un beso pero en serio, se siente diferente y hablo en el buen sentido.

Nuestros labios ya encontraron un ritmo sincronizado y disfruto mucho obligándome a no pensar en nada. Me desespero así que mi lengua entra en acción moviéndose entre nosotros y jugueteando con la suya y vuelve el Felipe que conozco.

Ese que solo con el agarre que acaba de ejercer a mi cuello, te hace saber que la vas a pasar rico.

Con su mano libre presiona mi trasero y me pega a su cuerpo para que sienta la reciente erección que ya se formó y que me hace estremecerme un poco porque desde luego que me hace querer más.

Se nota desesperado y noto como intenta cargarme y lo ayudo pasando mis piernas alrededor de su cintura, sintiendo el calor de su piel junto a la mía debido a la cercanía de nuestros cuerpos.

Pasa de mi boca a mi cuello mientras camina conmigo a la habitación nuevamente y echo mi cabeza atrás en respuesta de las sensaciones que me invaden y dándole un mayor acceso a mi.

Cuando llegamos, en un movimiento delicado me obliga a acostarme en la cama, quedando encima de mi y abre mis piernas rápidamente para dar una lamida por mi centro de placer que me hace soltar un gemido.

Al notar lo que provocó en mi, sus labios se forman en una sonrisa lánguida en signo de gloria y hunde su cara en mi entrepierna haciendo movimientos circulares con su lengua, chupando y lamiendo sin parar alrededor de mis áreas sensibles pero sin llegar a ese punto.

— Ahh ¡que rico se siente! — Gimo sintiendo su lengua contra mi piel.

Me toma por sorpresa y solo puedo arquearme en respuesta y apretar las sábanas en mis puños a cada lado de mi, permitiendome sentir placer y mordiendo mis labios al punto de creer que voy a sangrar pero es que este hombre si que sabe lo que hace.

Su lengua por fin llega a mi centro haciéndome delirar y estremecerme gimiendo en respuesta y volviendome toda una fiera porque esto solo insentivó las ganas que tenía a un aumento máximo así que lo aparto sutilmente de mi, lo que me permite mientras observa como lo empujo y me subo en él para desabrochar su pantalón y quitarlo junto a sus bóxers, dejando libre su erección que me provoca solo con verla, un lívido indescriptible.

— ¿Condón? — Digo aún jadeando y él por alguna razón que ahora desconozco me mira divertido.

— ¿Qué? ¿Vas a follarme? — Dice señalando que soy yo quien está sobre él y mientras, busca en un bolsillo delantero de su pantalón que ha caído al suelo, una pequeña bolsa negra y me la muestra.

— Ya que quieres hacerte honores. Supongo que lo pondrás tú, — incita con su tono.

Solo tomo la bolsa y la rompo fácilmente para colocar el condón sobre su miembro. Y al segundo de hacerlo, Felipe me toma por sorpresa, levantándome con una mano y empujándome a la esquina de la cama para presionarme contra él haciéndome jadear.

Solo consigo poner mis manos sobre su pecho. Quiero tocar, quiero sentirlo pero su camisa aún me lo impide y le muestro el desespero que tengo por quitársela tirando de esta.
Lo nota y se la saca rápidamente para darme un mejor escenario que ver y me pierdo ahí.

En su torso desnudo. En sus brazos bien definidos y en su piel caliente y deseable.
Me aferro a él soltando un pequeño grito de placer con la primera estocada que da, metiéndolo completamente dentro de mí sin esperar nada más.

No puedo decir que es una queja, se siente... Pienso en una palabra y "rico" no califica para esto que siento.

Ohh ¡Dios! Juro que quiere matarme de placer y si sigue con estas estocadas cada vez más fuertes, va a lograrlo.

<<Mamá, si no aparezco después de dos días, uno de mis jefes es el responsable. Considera que tu hija murió felíz>>

Felipe no se queda ahí. Las estocadas continúan cada vez más y más y mientras, sus manos no se quedan tranquilas. Van de mis pechos, a mi cintura y mi abdomen.
Parece disfrutar tocandome a su antojo y no puedo decir que no hago lo mismo porque mis manos se aferran a sus brazos y su torso que me provoca pensamientos lujuriosos y siento que no puedo más.

Me arqueo en respuesta a todo lo que siento y estoy a punto de desbordarme en placer.

— Más por favor, — pido y noto que mi voz es casi una súplica.

— ¡Vez que no era tan difícil dejarte llevar cariño! ¿Más? ¿Más de qué?

— Más de ti, — suplico completamente consciente. — Por favor, quiero más.

— Será todo un honor — dice finalmente y se aferra a mis caderas para dar movimientos mucho más fuertes y siento como llego a mi límite de placer.

<<¿Eso existe?>> No tengo ni idea pero no estoy en condiciones de pensar claramente.

No puedo evitar los gemidos que dejan mis labios porque ya no soy quien controla mi cuerpo, hace un rato que dejé de hacerlo.

— No puedo más Felipe, — digo jadeando.

— ¿Vas a correrte? — Su voz sale más ronca de lo normal y me parece tan sexi, que es todo lo que necesito para terminar.

Escuchar esa sexi voz en mi oído seguido de la última estocada de su cadera contra la mía fue lo que necesité para acabar gimiendo su nombre y apretando su cuerpo al mío mientras sucedía.

<<Son libres de imaginar mi voz y mis gemidos a libre albedrío>>

Me invadieron muchas sensaciones por el orgasmo pero es lo más satisfactorio del mundo.

Eso no fue todo, siento como se aferra a mi trasero y como se agita más de lo que ya estaba y veo que también se viene.
No puedo dejar pasar su cara inadvertida, claro que no. Transmite placer, deseo, ganas, es mucho más de lo que pensé que pasaba por su cabeza.

Cuando se detiene al fin, nos separamos para descansar encima de mi cama. Ambos con la respiración agitada y entrecorta a partes iguales.

Unos segundos mirando al techo entre suspiros y aún jadeante, Felipe me toma de la cintura y me recuesta de su torso.

Antes de que pueda protestar, me hace un gesto para que confíe.
No sé por qué exactamente pero obedezco. La verdad es que no estoy para peleas ahora, en este momento estoy muy indefensa y no se si es bueno o no pero no será algo que pretenda cambiar a corto plazo.

Mi Marca de VidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora