Tener que hacer algo que no quieres es frustrante pero a veces no tenemos opciones a elegir, esa fué mi situación. Pero tener que hacer algo que no quieres para poder llegar a lo que si quieres y que encima te salga mal, eso sí es una mierda. Y si, esa es mi situación.
Pensé que había sido una equivocación el envenenamiento del vino pero en efecto, hay pruebas toxicológicas de las personas que revelan que ingirieron el vino y unas más en el vino, que confirman que éste fue envenenado.
Ya pasaron tres días desde que estamos en libertad, tuvimos que cancelar la venta del vino, se anunció y se hizo un llamado personal a todas las personas que lo habían comprado para alertar y que no lo ingirieran (ahora entiendo mejor porque es importante los registros de cada comprador) afortunadamente, la mayoría no lo había abierto aún, puesto que lo destinaban para ocasiones especiales.
De las víctimas del envenenamiento, los chicos que ingresaron juntos a la emergencia, están de vuelta en sus hogares, uno de ellos incluso convulsionó y se temía lo peor pero con un buen tratamiento y seguimiento médico, estarán bien. Aún hay otros que están ingresados y una chica en especial se encuentra en un coma inducido porque su estado es delicado. Lana dijo que es amiga de su hermana.
Para Vinos de Sousa genera una perdida muy grande, no solo públicamente, ya que nuestro nombre queda manchado y sin duda perdemos compradores y credibilidad, sino también económicamente, ya que debe reembolsarse el dinero a esos compradores y a los que ya son afectados, debemos cubrir gastos médicos.
Una de las preocupaciones más importantes eran las consecuencias judiciales que pudiera tener Lana debido a que ella es la creadora y eso depende de la gravedad de los afectados.
El problema de todo es que no me puedo sacar de la cabeza como ocurrió todo esto.
Lo más extraño de todo es que de tantos compradores, solo uno de ellos fue imposible de localizar.
El señor Andrade no atiende mis llamadas y no da señales de lo contrario a través de los mensajes que le dejé.Me preocupa que el fue quien hizo nuestra compra más grande. Pero... Por alguna razón, la imagen de que James podía darme respuestas no me dejaba tranquilo.
La solución estaba en hablar con él y eso es precisamente lo que me lleva a su oficina, ya que el no dejó de trabajar, a diferencia de Lana y de mí que no tienemos cabeza para nada hasta que todo este desastre se resuelva.
— Adelante — Escucho a James y procedo a entrar para encontrarlo sentado en su escritorio revisando papeles.
— James, hombre pero si pensé que hasta te había pasado algo, ¿Me explicas por qué no das señales de vida?
— No tengo intenciones de trabajar hasta resolver esto.
— Ah ya entiendo, lo haces por ella, parece que debajo de su ropa descarada tiene algo muy adictivo. — Noto que mis manos se cierran en puños a ambos lados de mi cuerpo. — Es la única explicación que encuentro a que estés así de preocupado por ella.
— Cállate James, no te he dado permiso de hablar así de ella así que no vuelvas a hacerlo.
— Cálmate, yo solo sugerí que era buena en la cama, aunque pienso que nada que no pueda hacer una buena put...
— CÁLLATE, MALDITA SEA. Yo ni siquiera vine a hablar de Lana, si vuelves a referirte de esa manera de ella, me voy a encargar de que te arrepientas.
Ya no sé si fue una buena idea venir aquí, no sé que estaba pensando cuando creí que James podía ser mi amigo, solo es un imbécil más.
— Estaba haciendo un chiste Felipe, no tienes porqué gritar en mi oficina, gracias. — Lo dijo con un ápice de advertencia en su tono pero no me importó, fue él quien inició con insultos.