Capítulo #21★ Los planes más inesperados son los mejores🍷 Felipe

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Ay no, no, no, no, no. Esto no tenía que acabar así.
No sé cómo carajo consolar a alguien.
¿Y si llora para manipularme y que me vaya?
¿Y si es un plan?

Detuve mi mirada en Lana y por un momento me pareció tierna la escena pero entendí que no. No fingía, esto iba en serio.
Lloraba desconsoladamente entre mis brazos y ya ni siquiera intentaba apartarse de mí.

Le dí la vuelta a su cuerpo mientras quitaba algunos cabellos rebeldes de su cara.
Cuando pretendí que iba a hablar, ella solo me miró por un segundo para luego pegarse mucho a mi en un abrazo que casi me gritaba ayuda.

La tomé en brazos y me senté en uno de sus sofás. No me atrevía a decirle nada. No sabía cómo ayudar así que solo dejé que me abrazara y llorara si era eso lo que necesitaba.

Una vez más, Lana me parecía frágil. Parecía una muñeca de cristal a la que debía proteger de quebrarse, porque en cualquier momento... Podría colapsar y aquí estaba ahora, en medio del colapso.

Había visto personas llorar. Mujeres de hecho y no me inmutaba pero Lana. Ella es... Diferente.
Hacía que me sintiese mal. Me recordaba algo que me removía por dentro.

Cada sollozo que salía de ella me hacía más débil y no lo entendí por un rato hasta que supe lo que era.

Mis padres. El accidente. Los sollozos de Lana me recordaban mis propios llantos cuando mi familia murió. Creí que lloraría también pero me contuve.
No serviría de mucho que me quebrara también.
Necesitaba que pare ya o no sabía si iba a poder contenerme.

En realidad ya no lloraba tanto como al principio. Y es que había pasado un largo rato la verdad pero aún se mantenían los sollozos y seguía con su cara enterrada en mi pecho. Yo por mi parte, solo la abrazaba con un brazo mientras que con el otro, acariciaba su cabello a modo de consuelo.

«Cafuné, creo que se llama»

— Lana, te vas a deshidratar. — dije, necesitaba llamar su atención.

Ella no respondió. Pero sabía que me había escuchado.

— ¿Me quieres decir por qué lloras?

— Es un poco obvio me parece — ésta vez si habló.

— No lo es, si lo supiera no preguntaría... ¿Por qué lloras? — pregunté una vez más.

— Porque tienes razón. — Me dejó atónito. — Porque te odio pero es solo lo que desearía porque en realidad no puedo. Porque todo sería más sencillo si no existieras en mi vida y porque Clara te quiere más a ti que a mí.

La verdad es que no creí que obtendría una respuesta tan sincera.
No iba a negarlo, tenía una sonrisa en los labios pero ella no podía verme, así que estaba bien. Pero ahora a lo importante.

— ¿Quién es Clara? Y ¿Dices que me quiere? Yo no conozco a ninguna Clara. — Necesitaba preguntar, lo siento.

— ¿En serio eso es lo único que conservas de toda mi confesión?

— No me culpes, mencionaste a una mujer en medio de este drama.

— No es una mujer — Comenzó diciendo. — Clara es mi consciencia, solo que es femenina.

De todas las mujeres del mundo. ¿Tenía que ser ésta?
Está loca. Ok toca improvisar.

— ¿Tu... consciencia?

— Si y no me veas así — Lana ya estaba sentada en el sofá aunque aún muy cerca de mí.

— Mi consciencia es autónoma así que decidí que era hora de que tenga un nombre y Clara, le queda perfecto.

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