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Stella Fraser

Pero que paso

Desperté al lado de Poe, tenía una camisa negra puesta que era de él, Poe se encontraba sin camisa y con su manta envolviendolo. Me levanté de golpe sintiendo como los recuerdos me venían a la cabeza, todo lo que había hecho ayer.

—Poe Verne—exclame mirando la hora, mis padres y Nicolás debían estar buscándome para ahorcarme—¡Poe maldito Verne!

Escuché quejas y bostezos por parte de Poe que abrió lentamente los ojos grises con sus pestañas perfectas, él me miró adormecido y me tomo de la cintura para pegarme a él, me estrujó entre sus brazos mientras besaba mi mandíbula

—No sabía que tenías ese tatuaje—menciono con la voz ronca

¿Tatuaje? ¿Mi tatuaje en la espalda?

—Poe... Tengo que irme—susurre mirándolo a los ojos

—Ayer no querías irte... No quiero que te vayas tampoco—dice Poe acariciando mi cabello

Ay Poe

—Debo irme—insistí levantándome

Poe se sentó en la cama y observo cada uno de mis movimientos, veía las marcas en su piel y en la mía

—Come de mí, come de mi carne—canto Poe con diversión —tomate el tiempo de desmenuzarme

Lo fulmine con la mirada mientras me ponía los zapatos

—No sabes cómo adoro despertar y ver tu cara de amargada—bromeo levantándose, busco entre las sábanas y saco lo que vendría siendo mi camisa, se acercó a mí y me saco la qué tenía puesta que era de él, puso sus labios sobre mi espalda, pasando por el tatuaje, pude sentir su sonrisa—¿Ahora serás indiferente otra vez?

Me gire para enfrentarlo, entrecerre los ojos mientras suspiraba. No podía negar que lo había disfrutado pero todo ocurrió de forma extraña, estábamos peleando y de la nada... Bueno.

—No me mires así—pidió poniéndome mi camisa para empezar a abrochar los botones—solo provocas que quiera volver a-

—Calla, Verne—interrumpí para alejarme y tomar mi chaqueta

—Ayer no querías que me callara, de hecho tampoco te callaste.

—¡Ayer tomamos!—exclame caminando hasta la puerta

—Lo sé, tal vez no estábamos totalmente cuerdos pero sobrios o no hubiera sido igual o mejor—expreso con serenidad

Él se acercó a mí y dejo un beso en mis labios

—Pasaré en un rato por ti, ya sabes, para hablar de ya sabes que.

***

Llegué a mi casa, con cuidado abrí la puerta y entre para encontrarme a papá sentado en el sofá con un vaso de Whisky en su mano, su expresión era de rabia pura.

—Buenos días—salude pasando a través de la sala

—¿Que son estas horas de llegar?—me reprendió levantandose—tu hermano dijo que te quedarías en casa de una amiga pero de igual forma no son horas para que llegues.

Gracias, Nicolás.

Resople caminando hasta él para encararlo, ¿con que moral lo decía?

—Claro, como tú llegas a tiempo todos los días, ¿no? ¿con cuentas mujeres pierdes el tiempo y engañas a mamá? Cuéntame, por favor—respondí con ironía mientras él me observa con rabia

Empezó a guiarme hasta la pared, choque con la esquina de la mesita de madera provocando que la foto de Nicolás y yo cayera al suelo, el vidrio hizo estruendo con los trozos impactando sobre la fría cerámica.

Gallowdance [Poe Verne × tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora