Capitulo VIII

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Ya habían pasado exactamente tres horas después de que una de las familias más nobles de la Isla habían salido a explorar junto al menor de esta. Era algo tarde y la luz de la luna estaba empezando a reinar en el lugar.

—¡Chayanne! ¡¿Donde estás?!— gritaba el padre de este después de unos minutos de estar buscando de el. —Philza, no aparece— dice a su pareja al no obtener respuesta.

—Don't worry, we found him now, he is strong//Tranquilo, ahorita lo encontramos, el es fuerte.— lo tranquilizaba para no desesperarse.

Mientras tanto, el menor de la familia estaba un perdido al no encontrar las flechas que lo habían guiado hasta allí, el miedo no se hizo esperar al escuchar algunos sonidos provenientes de aquel lugar así que estaba dispuesta a luchar con cualquier cosa, en eso pisa algo por accidente y al ver que es se da cuenta que son flores, un ramo de flores para ser precisos, este las levanta del suelo y ve que a escasos metros de donde estaba el había una carta algo sucia. El menor toma ambas cosas y al limpiar un poco aquel sobre se da cuenta que tiene el nombre de una persona que el conoce muy bien, por esta razón guarda aquello en su mochila junto a las flores que la acompañaban al ver el mismo nombre plasmado. Al estar guardando sus cosas siente como unos brazos lo rodean y al ver de quien se trata se tranquiliza.

—¡Chayanne! ¡Gracias a dios estas bien!— su padre lo rodea entre sus brazos al saber que este estaba bien.

—Tranquilo papá, estoy bien, pero tengo frío...— responde.

—Bien, vallamos a casa y te prepararé un chocolate caliente para que te bañes, estas muy sucio— lo toman de la mano para ir a su morada.


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Había pasado una semana después de aquella fría noche en la que el menor había encontrado aquellas cosas marcadas con el nombre de "Mariana" en el bosque, este lo había estado ocultando para que sus padres no lo interrogaran.

Estaba aburrido cuando decide ver más detalladamente ambas cosas.

—Unas flores amarillas... están lindas— las examina detalladamente hasta que encuentra una nota. —¿Uh? ¿Una nota?— la toma para leer. —¿Para el chico de ojos cafés más lindo? ¿Quien se las abra dado a Mariana?...— deja aquello de lado y pasa con el sobre. —Supongo que esto es de la misma persona.— voltea el sobre y ve unos dibujos peculiares. —¿Un tiburón y un humano?. Alto, espero que no sea lo que estoy pensando...— tenía una teoría que no podía creer pero que extrañamente encajaba. —¿Foolish?...— no quiera pensar eso, su amiga rompería en llanto.

En eso, su padre de cabellera oscura entra a la habitación haciendo que el menor guardara las cosas rápidamente algo que causó curiosidad en su padre.

—¿Chayanne? ¿Que tanto guardas?— el chico estaba intrigado.

—No es nada... ¿qué pasa papá?— trataba de actuar normal.

—Mhm... Te venia a decir que ya vengas a comer, Philza preparo algo delicioso, vamos— decía entusiasmado mientras se lleva a su hijo.




Mientras comían, Philza pudo notar un comportamiento un tanto extraño en su hijo.

—Chayanne? All good? I notice you thoughtful.//¿Chayanne? ¿Todo bien? Te noto pensativo.— su padre pregunta debido al comportamiento de este.

—Yes... I just don't feel good, I'm not hungry.//Si... solo que no me siento bien, no tengo hambre— sus palabras eran decaidas.

—¿Pasa algo? Mira, si es así cuéntanos, cuentas con toda nuestra confianza. — su padre lo consolaba. Chayanne duda en enseñar aquellas cosas que encuentro días atrás. Este suspira.

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