Capítulo XIX

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Roier llega a la casa en donde su amiga se había estado quedando pues aún no tenía su casa terminada así que estaba viviendo temporalmente en la casa de Bad ya que el se ofreció a compartirla junto con Tina en lo que amabas realizaban sus viviendas. Roier toca la puerta y es recibido por la chica habla inglesa.

—¡Hola Roier!— saluda amigablemente.

—Hola Tina, estoy buscando a Rivers, ¿está aquí?— se asoma un poco.

—Yes, of course, wait a moment and I'll talk to you//Si claro, esperame un momento que ya le hablo.— entra a la casa en busca de la chica ya antes mencionada.

Minutos después llegan ambas.

—Sorry for taking a little while but here it is//Perdon por tardar un poco pero aqui esta.— habla para después retirarse y dejar a los chicos solos para darles la privacidad que se merecen.

—¿Que pasa? ¿Vamos a peda en las casualonas?— habla sin pensar.

—No wey, estoy aquí porque tenemos que ir a ver a Mariana— se cruza de brazos.

—Ay... mejor ve tu solo, yo me quedo con estos weyes— se desanima al escuchar de quien se trata.

—Rivers esto es serio, me dijo Foolish que Mariana se la ha pasado bebiendo en su cuarto, su ropa ya no era la misma, su tono de voz, sus lentes decaídos y pelo revuelto, Rivers, Mariana nos necesita, esta empeorando y tenemos que ayudarlo... se como te sientes pero es nuestro mejor amigo, no podemos dejarlo solo...— su voz era bajo al dar aquella descripción. Rivers no sabe que pensar. —Por favor, le paso lo mismo a Foolish y vez, Tina y Bad lo ayudaron a salir de aquel aislamiento que mantuvo por meses, nos toca ayudar a Mariana— trata de convencer a su amiga y segundos después lo logra.

—Bien... solo porque ya me esta preocupando lo que dijiste— el contario suelta un suspiro de tranquilidad. —Pero... prometeme que después iremos con Mariana a las casualonas, ¿si, wey?— pone aquella condición.

—¿Porque chingados quieres ir a las casualonas, wey? No mames.

—Pues me llama la atención, de paso invitamos a Tina que me agrada mucho— responde tranquila.

—Bien, andale, ya vamos— la toma del brazo y emprenden su viaje a la casa del castaño que no estaba tan lejos del lugar.






Después de varios minutos caminando llegan a su destino, desde fuera la casa de su amiga se ve totalmente apagada con las cortinas cerradas, Roier sentia como un sentimiento de preocupación lo empieza a invadir debido a las cosas que estaba sobre-pensando el ver eso. No duda en acercarse a la puerta y empezar a tocar desesperadamente mientras empieza a gritar el nombre de su amigo. Su amiga se acerca para calmarlo un poco.

—¡MARIANA! — su desesperación por saber el estado de su amigo era evidente.

—Roier tranquilo, el debe estar bien— lo toma del hombro.

—¿Y si no wey? Que tal si... ay no, no quiero pensar eso— sigue  tocando la puerta.

Pasaron algunos minutos y la puerta se abre dejando ver el mal estado en el que se encontraba su amigo.

—¡Mariana!— su amigo se abalanza para abrazarlo. El contrario estaba totalmente confundido. —¡Estas bien!— sentía como pequeñas gotas empezaban a inundar sus ojos.

—¿Q..Que pasa?— no corresponde a aquel abrazo. Roier se separa para ver a su amigo más detalladamente.

—¿Que te paso? ¿Que le paso a tu ropa?— se preocupa.

—¿Mi ropa? Tan solo esta rasgada...— su voz era totalmente distinta.

—Mariana, ¿qué chingados estás tomando?— la chica se asoma y le quita la botella a su amigo de la mano.

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