Capitulo XXIII

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Ya habían pasado semanas desde que Slime le habia contado aquello, de verdad se sentía muy agradecido con el por haberle contado eso.

Estaba en su casa dando vueltas mientras tenía el teléfono en su mano. Solo había una pregunta que inundaba su mente en aquel momento, "¿debería de llamarlo?" No paraba de preguntarse lo mismo mientras que pensamientos negativos tanto como positivos se apoderaba poco a poco de el.

Recordaba las palabras que su amigo, ex-pareja de su enamorado le había dicho. Le había confirmado de alguna manera que Mariana tampoco podía sacarlo de su mente, el también lo extraña. Eso le daba más fuerza el hacerlo.

Después de estarlo pensando por un buen rato tomo el teléfono firme, pulso el perfil del castaño para después presionar en botón de llamada. Sentia un gran nerviosismo en su cuerpo pero ya era demasiado tarde para arrepentirse.

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Mariana estaba en su hogar terminando de prepararse un snack para comer mientras veía su teléfono como era de costumbre.

Termino de prepararlo y se posicionó en su sofá para después tomar su teléfono.

A los minutos, vio como le entraba una llamada. Se quedó sin aliento al ver de quien se trataba.

"¿Foolish...?" 

Es lo único que pudo pensar antes de ponerse a pensar aquello.

Pasaron pocos segundos y decidió responder.

—¿Hola...?— se notaba que sus palabras eran totalmente bajas.

—Mariana...— la voz del totem era sin aliento.

Hubo un silencio realmente incomodo para ambos por algunos minutos. Ambos estaba asimilando la situación. Mariana no tarda en romper aquel silencio.

—Y... ¿qué se te ofrece?— sus nervios eran más que evidentes.

—Ah..., yes, yes, sorry... Mariana, I wanted to tell you something//Ah.., si, si, perdon... Mariana, queria decirte algo— trata de no tropezar con sus palabras.

—Te escucho.

Mariana pudo escuchar como el chico trataba de recordar su español, eso le hacía reír un poco.

—Am... tu, tu, am— recuerda. —Crees que... am, po, ¿podríamos? ¿vernos? Si, si, vernos— una risa nerviosa se escapa de sus labios. Mariana ríe un poco.

—Claro, ¿en dónde?— se forma una sonrisa en su rostro.

—Am... Shit— escucha como maldice en voz baja.

—Tranquilo, pero, ¿quieres hablar de algo o es una... "cita"?— dice lo último lento y bajo.

—No, no, am... hablar, solo hablar— por una parte se sentía bien que tan solo hablaran pero por otra se sentía un poco mal.

—Bueno, ¿qué tal en la pizzería de Bad?— propone.

—No, no, no quiero que... am, como se dice...— trata de recordar.

—¿Nos vean?— ayuda al chico.

—Si, si, no quiero que nos vean— termina de decir.

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