IV. Matrimonio, divorcio, sueños rotos

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Hay que vivir para ser, no para tener —Eduardo Galeano

La mirada de aquel hombre era determinante, como siempre, profunda, Jungkook sentía que entraría en crisis si ese hombre no dejaba de mirarlo de esa manera. Lo vio escanearlo de arriba abajo al mismo tiempo que se mordía los labios, algo que hacía frecuentemente y que definitivamente no ayudaba a los pensamientos que no quería tener con él.

«No estás aquí para eso» se repitió mentalmente, mirando hacia otro lado, moviendo el piercing de su ceja con su dedo índice.

—Sabes, no tienes por qué estar nervioso, se tú mismo —dijo Taehyung.

Jungkook quiso desaparecer en ese instante. Por más que intentó mantener a raya su notable y horrible timidez con la vivía a diario, no pudo y eso fue aún más vergonzoso.

—No l-lo estoy.

Apretó sus ojos en el momento que su propia voz lo traicionó, dejando claro que, si estaba nervioso y como no estarlo cuando los dos estaban solos en el interior de bar, el siendo observado sin disimulo mientras bebía el Gin-tonic que estaba bastante bueno. Solo deseaba que el poco alcohol que entraba en su cuerpo, le diera la confianza de hablar sin titubear.

—¿Desde cuándo tocas? —preguntó Taehyung sentándose junto a Jungkook, lo que incremento su estado ansioso del que aparentemente no se podría zafar mientras lo tuviera así de cerca.

—Desde los 12.

—Tocas muy bien —halagó a Taehyung.

—Gracias.

—No eres de mucho hablar, lo siento si estoy cruzando la línea, si te sientes incómodo dime —le pidió Taehyung apoyando su antebrazo de la barra para tener una mejor visión del rostro del hombre que apenas y había hecho contacto visual con él.

—No lo hace, descuide —contestó Jungkook, llevando el vaso a su boca.

—Puedes tutearme, Jungkook ¿verdad? —cuestionó recibiendo como respuesta un asentimiento—. No me has dicho que tal la bebida.

—La verdad, es el mejor Gin-tonic que he probado.

—De verdad —preguntó con una sonrisa—. ¿Cuántos Gin-tonic has probado? —cuestionó alzando una de sus cejas.

—He tocado en muchos bares, no llevo la cuenta, pero más de uno, eso te lo puedo asegurar —admitió esta vez atando parte de su cabello en una coleta.

La mirada de Taehyung recorrió su brazo tatuado, mismo que tenía a la vista casi por completo por la camisa jean color verde de mangas cortas. No era la primera vez que lo veía con ese tipo de prendas y podía afirmar sin temor a equivocarse que le iba muy bien a su cuerpo ceñido escondido debajo de aquella ropa holgada que constantemente usaba, siendo las camisetas y chaquetas Denim las protagonistas.

—¿Y por qué te habías acercado antes a pedir un trago? —cuestionó Taehyung.

Jungkook tenía temor de que llegara esa pregunta, porque no quería responder que no lo había hecho porque sabía que él iba a atenderlo si acercaba a pedir un trago y que estaba evitando cruzar palabras con él porque es muy atractivo para su salud mental, y por su bien, lo mejor era mantener la distancia de él tanto como pudiera.

Taehyung vio como mordió el piercing de su labio inferior, jugando con este mientras tenía su mirada en la copa frente a él, en ese momento pasó por su mente el deseo de querer hacer lo mismo con sus propios labios. Era inapropiado lo que estaba pensado, pero inevitable cuando el chico lucía tan sexy sin siquiera darse de cuenta de lo que estaba causando con ese simple gesto.

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