XXVII. La melodía de tu corazón

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El mundo silencia las cosas que necesitamos escuchar para vivir en un lugar donde parece que todo lo que haces está mal. Luego estás tú, que ve en mi lo que ni yo mismo puedo apreciar, y me das el tiempo de entender que el mundo en silencio nunca me ha dado. Eres todo lo que esperaba tener en la vida; por eso, te quiero a mi lado como un amor que no necesita etiquetas, ya todos saben que te amo, y que me amas —Kim Jade.

La habitación estaba llena de risas en medio de besos torpes. Taehyung hizo él intento de encender las luces y cerrar la puerta de su apartamento, pero en el instante que llegaron al edificio, Jungkook se mostró bastante juguetón.

Estaba medio ebrio, era evidente que todo ese toqueteó y esas ganas de no querer apartarse de sus labios era debido al alcohol en su sistema. Desde que estuvieron en el auto después de despedirse de todos en la boda, Jungkook no dejó de acariciar su mano, mucho menos de mirarlo.

En el momento que estuvieron dentro del apartamento, apenas y pudo entrar cuando tuvo a Jungkook casi encima suyo, besándolo entre risitas y apretones de nalgas mientras lo tomaba del cuello de su chaqueta.

—Honey, al menos déjame encender las luces —dijo tratando de separarse de sus labios, pero un tirón de su camisa hizo que se quedara en su lugar, con una mano en su cintura y siguiéndole el beso que iba subiendo cada vez mas de intensidad.

—Las luces no son necesarias para esto —declaró Jungkook guiándolo quien sabe a qué parte del apartamento,

No podía ver nada de lo que estaba a su alrededor, fue por ello que tropezó con una de las sillas de su pequeño comedor, se quejó bajito, pero no se apartó de los labios de Jungkook, tampoco es como si él estuviera dispuesto a alejarse.

Ahora que ya tenía una mejor idea de en qué parte de la casa estaban, apretó sus manos de la cintura del chico que prácticamente lo arrastraban por el pasillo y tomó el control al guiarlo hacia la habitación.

—¡La puerta! —chilló Jungkook en cuanto su cuerpo impactó de espaldas contra la puerta de la recamara que estaba cerrada.

—Necesito luz para poder hacer esto —expresó Taehyung tratando de buscar con su mano el cerrojo de la puerta, sin tener mucha suerte.

Una vez más Jungkook hizo que sus cuerpos se giraran y solo escuchó como este abría la puerta sin problema alguno. En ese momento no parecía estar tan ebrio porque tomó sus manos y las llevó hasta su pecho para luego sujetarlo de la cintura y guiarlo hasta la cama, lugar donde terminó recostado de espaldas.

—No necesitas luz para besarme, sabes perfectamente donde está mi boca —susurró Jungkook rozando sus labios sobre los de Taehyung.

Podía sentir el ligero peso de Jungkook sobre la cama, estaba acorralado entre sus brazos, sus piernas entre las suyas. Las manos de Taehyung se adentraron por debajo de la camiseta del chico encima suyo, se tomó la libertad de tocar su piel, de sentir su abdomen trabajado.

Sonrió al escuchar la risita de Jungkook, quien pronto hizo lo mismo, desabotonó los tres botones de su chaleco con una sola mano, sacó su camisa de entre sus pantalones y lo besó con pasión mientras levantaba su pierna y pasaba su mano por toda la zona hasta llegar a su trasero y darles un ligero apretón para seguir su recorrido, metiendo su mano por debajo de su camisa blanca, acariciando su piel y apretando su cintura de una manera tan provocativa que no pudo evitar jadear.

Con sus dedos aun acariciándolo, Taehyung sintió el frio de algo en sus dedos. Hasta ese momento había olvidado que Jungkook portaba un piercing en su ombligo, tomó el final de la camiseta y la levantó, dejándolo únicamente con sus pantalones formales y esa cadena de plata que centelleaba en la oscuridad de su habitación misma que llegaba a tocar sus clavículas cuando este lo besaba.

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