VI. ¿Cita, amor, Dios?

4.2K 384 56
                                    

Que puedo hacer si en mí, en lugar del corazón, me late ese miedo en el cuerpo —Franz Kafka.

Jungkook sacó su mano por la ventana, sintiendo la brisa atravesar sus dedos, sonrió cuando el viento movió su flequillo, era fría, pero no dejaba de ser agradable. La música influía mucho en las emociones de las personas, y estaba seguro que ese momento no era la excepción, Your Love Keep Lifting Me de Jackie Wilson se escuchaba a través de las bocinas del auto, lo que en definitiva lo mantenía mucho más tranquilo de lo que jamás a estado con Taehyung a su lado.

Se sorprendió cuando la capota del auto se alzó encima de su cabeza, desplegarse detrás suyo hasta esconderse por completo, lo que le permitió a la brisa que el antes disfrutaba sonriente, golpeara su rostro y moviera aún más su cabello.

Al llegar a su destino, Jungkook siguió los pasos de Taehyung hasta la tienda de conveniencia que tenía delante un terreno amplio perteneciente al parque que los rodeaba. Había pocas personas alrededor, tantas que podía contarlas con una mano.

El hombre frente a él no mentía al decir que la tienda tenía de todo, había muchas cosas de las que elegir, así que a sabiendas de que él insistiría en pagar, no tuvo timidez en tomar todo con lo que en ese momento podía acompañar el Jajangmyeon que tenía en sus manos listo para preparar. En cambio, su acompañante eligió ramyeon picante, una de las cosas que él no toleraba, comida muy picante.

Como supo que pasaría, al llegar a la caja registradora con el kimchi, jamon, el arroz, algas de nigiri y él soju, Jungkook tuvo que insistir más de lo que pensó que tendría, pero logró convencerlo de que él ya le había invitado dos tragos en el bar y lo que menos podía hacer era pagar por lo que ellos comerían esa noche/madrugada.

—¿Quieres comer adentro o en el parque? —cuestionó Taehyung con su envase lleno de ramyeon que se veía bastante rojo y picante.

—Afuera.

—Gracias por la comida —dijeron al unísono cuando se sentaron en uno de los bancos que daba como vista el rio Han, con el coche justo detrás de ellos.

Se sentía tranquilo, Taehyung no lo podía negar. Estaba plenamente relajado con la compañía de Jungkook, tan solo con su presencia se sentía de esa manera. Verlo sonreír a medias y comer sus fideos cerrando sus ojos al mismo tiempo que movía su pierna, incluso eso lo hacía ver tan tierno.

Se encontraban uno delante al otro, con sus platos en frente y las guarniciones a los lados. La brisa se volvió un poco más fría, azotando sus rostros y despeinando sus cabellos en el proceso.

—Suelo venir aquí cuando salgo del bar —comentó Taehyung.

—¿Y vienes así? —preguntó Jungkook antes de soplar el humo que salía de los fideos que se llevaría a la boca.

—¿Así como?

—Tan elegante —dijo antes de darle un bocado a su comida, lo que hizo sonreír a Taehyung al ver sus cachetes hinchados por la comida.

—¿Crees que soy elegante? —cuestionó antes de llenarse la boca con el ramyeon y un mordisco de la brocheta de jamón que compartían.

—Mmmh —Jungkook fingió pensar en su respuesta mientras miraba de arriba abajo a Taehyung, quien estaba levemente inclinado al frente para poder seguir comiendo, sonriendo al ver como el pelinegro frente a él, recorría todo su cuerpo con la mirada.

Su mirada viajó desde sus zapatos negros brillantes, su pantalón de vestir del mismo color, sin una sola arruga en ellos. Luego estaba su camisa blanca debajo de la gabardina marrón, su corbata azul marino, el reloj en su muñeca lo hacía ver más varonil. Por supuesto que estaba muy elegante, siempre lo estaba.

Show MeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora