XIV. Abrázame

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Si bastara con amar, las cosas serían sencillas —Albert Camus

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La noche que vi a Taehyung llegar a la azotea con sus ojos algo rojos y ligeramente hinchados, sabía que algo andaba mal y tenía la sospecha de que se trataba de su ex o lo que sea que fuera de él en ese momento. No podía hacerme de la vista gorda e ignorar el hecho de que claramente había algo de eso que él no me había me contado por completo, pero no tenía el derecho de exigirle nada porque a fin de cuentas no es nada más que... ni siquiera sé que somos realmente cuando estamos en medio de un coqueteo constante.

No puedo decir que somos amigos, porque es evidente que no es el tipo de relación que queremos tener, estaba seguro de ello porque estuvimos a punto de besarnos cuando Eun-joo interrumpió.

Tampoco iba a presionarlo para que me contara que era eso a esa persona, que le estaba haciendo pasar un mal momento hasta hacerlo llorar o que no fuera a trabajar, lo que empezaba a preocuparme. Es por ello que me esmeré más por hacer que él olvidara las cosas malas, que se divirtiera siempre que estuviera conmigo.

Quisiera no pensar tanto en las cosas, pero me era casi imposible cuando él empezaba a gustarme de verdad.

Aquella tarde después del trabajo, pretendía quedarme en casa descansando en lugar de salir a correr como todos los días, no tenía ensayo con la banda, pero todos mis planes cambiaron después de la llamada de Jimin, con quien no he podido hablar desde que tuve aquella cita con Taehyung, solo nos vimos para tocar en el bar. Empezaba a parecerme raro que no estuviéramos constantemente hablando, lo que era parte de mi día a día; ahora a la primera persona que le daba los buenos días era a Taehyung, aunque este por lo general siempre contestaba casi al medio día y lo entendía, trabaja de noche y duerme de día.

Jimin tenía nuevos muebles que acomodar en su apartamento y como era de esperar, para ese tipo de cosas, siempre pedía mi ayuda, aún cuando él era mejor que yo para armar cosas, así que siempre me dejaba el trabajo pesado.

Al salir de casa, encontré a Namjoon en el pasillo del edificio, quien me sonrió en el instante que me aparecí frente a él. Sé que él suele sacar la basura a esta hora de la tarde, es por ello que siempre que nos vemos él se ve tan relajado con sus pantuflas, medias y pantalones cortos, está vez llevaba sus lentes redondos y su cabello corto algo desarreglado. Tan despreocupado como siempre, lo que captó mi atención fue la camiseta gris que llevaba puesta, mucho más ajustada que las de siempre, lo que demostraba por supuesto lo tonificado que estaba su pecho.

—Hola hyung, ¿hay mucho tránsito afuera? —pregunté en cuanto llegué a su lado.

—Lo normal para las seis y media de la tarde —comentó removiendo su cabello—. ¿Y tu amigo? Ya no viene a verte.

—Creo que es posible que esté haciendo una escena de celos porque no tengo toda mi atención en él ahora —comenté riendo.

—Si, se ve que es celoso —expresó con una sonrisita—. Imagino que es por el hombre elegante que he visto salir contigo.

Su respuesta me sorprendió un poco, nunca me preocupé porque alguien viera a Taehyung visitarme en más de una ocasión, pero ahora que sabía que Namjoon lo había visto, en cierto modo me avergonzaba, no por Taehyung sino porque me gusta tanto que pensar en él siempre hace que me ponga nervioso.

—Ah, Taehyung, es... un amigo.

—Si lo pensaste antes de decirlo, no lo es —declaró Namjoon palmeando mis hombros antes de seguir el camino hacia su apartamento.

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