X. Manos Invisibles

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Si yo quisiera sacudir este árbol con mis manos, no podría. Pero el viento, que nosotros no vemos, lo maltrata y lo dobla hacia donde quiere. Manos invisibles son las que peor nos doblan y maltratan —Friedrich Nietzsche.

Las vacaciones en Londres fueron como un sueño para Jungkook. Desde el momento en que llegaron, se sumergieron en la vibrante energía de la ciudad, entre los altos edificios, la diversidad de comida y lugares que visitar, el verde de la naturaleza y mucho acento británico.

Cada día era una nueva aventura, una oportunidad para explorar y disfrutar juntos sin las restricciones que enfrentaban en Corea. Caminar de la mano de Taehyung nunca se sintió tan bien, poder abrazarlo siempre que quería, acariciarle la mano por encima de la mesa en cualquier restaurante, dedicarle canciones de amor en los karaokes. Ser libre, finalmente había probado lo que es ser libre y no quería salir de allí nunca.

Por otro lado, Taehyung no dejaba de pensar en cómo los días se fueron acortando para ellos, en que tendrían que volver a su rutina en cuanto salieran de Londres. No negaría que sería difícil para él ahora que la banda era mucho más conocida. Pensó que estaba preparado mentalmente para ocultar su relación con Jungkook por un tiempo, pero realmente no lo estaba. Aun así, era consciente de todo el esfuerzo de la banda, así que prefirió mantener aquellos pensamientos para sí mismo.

Dejó de pensar en las cosas del futuro y se concentró en vivir el momento y tener buenos recuerdos junto a Jungkook en Londres. Probablemente tardarían en volver a tener momentos como ese, en el que se tomaban la mano y demostraban cariño en público.

Cada noche, volvían al apartamento en Marylebone, donde sus veladas a menudo terminaban en apasionados encuentros. Jungkook se sentía más libre y atrevido como si estar en Londres causara ese efecto en él. Taehyung disfrutaba al máximo de esta nueva faceta de su novio en la que era menos tímido y no pensaba tanto las cosas antes de hacerlas. Lo besaba en cuanto llegaban al apartamento y le hacía el amor, en algunas ocasiones cocinó para él mientras cantaba sus propias canciones.

Amo poder haber visto esa versión de su pareja. Mucho más desinteresada y atrevido.

Durante sus vacaciones, Jungkook también tuvo la oportunidad de ver a Taehyung en su elemento mientras trabajaba en Tazzys. Lo admiraba desde la barra, observando cómo interactuaba con los clientes y dirigía el lugar con esa confianza natural que lo caracterizaba. Taehyung era claramente amado y respetado por todos, y eso solo aumentaba el orgullo que Jungkook sentía por él.

Una de las visitas más emotivas fue cuando volvieron a la casa de los abuelos de Taehyung. Allí, Jungkook conoció a los sobrinos y a las hermanas de la madre de su novio.

Fue recibido con abrazos cálidos y palabras amables, aunque a veces tuvo que recurrir a Taehyung para traducir algunos comentarios en inglés.

Pero, como todas las cosas buenas, sus vacaciones en Londres llegaron a su fin. Volver a Corea significaba volver a la discreción y al ocultamiento de su relación, y aquello se notó en el ánimo de Jungkook cuando volvieron a subirse en el avión. Se reflejaba en su semblante que no estaba feliz de dejar Londres, y si se lo preguntaban, Taehyung tampoco quería que sus vacaciones terminaran.

Por ese viaje pudieron reconectarse y profundizar su relación, algo que era necesario para ellos. Pero sabían que volverían a la faena del día a día, a tener cuidado con cada mínima cosa que hicieran.

Cuando aterrizaron, un grupo de fanáticas se reunieron en la entrada del aeropuerto, dificultando su salida sin ser vistos juntos, Taehyung no esperó a que Jungkook le dijera algo, simplemente usó su mascarilla y salió por otra puerta, para luego encontrarse en casa y descansar juntos en la calidez de su hogar.

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