XVIII. Sincerándome

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Canción del capítulo:
Sincerándome de Carlos Rivera

No sé si es amor, pero siempre hay algo que está ardiendo entre nosotros, y tan extrañamente así vamos por la vida; sin jaulas, sin etiquetes ni condiciones. Yo solo sé que me encantas, que sin tenerte me enloqueces y que me basta con saber que existes para estremecer todas mis ganas —J. Walien.

Quedarse a solas con Namjoon no es algo que esperaba que sucediera tan rápido y mucho menos que su mejor amigo fuera cómplice de ello. Apenas lo conocía, pero desde que el mayor estuvo presente en su último show en Tazzys, es más, se atrevía a decir que desde que él y Jungkook se lo encontraron en el pasillo del edificio del pelinegro, ha habido cierto coqueteo imposible ignorar.

Hasta el momento, el hombre sentado frente a él ha demostrado ser un hombre bastante directo y sin miedo al qué dirán, es por ello que experimentaba un escalofrío recorrer su espalda cada vez que levantaba su mirada para encontrarse con los ojos penetrantes de Namjoon. No podía pensar en otra cosa que no fuera el sentirse vulnerable ante la mirada de un dragón que estaba a punto de hacerlo cenizas. Aquella sensación no le gustaba para nada, como si su presencia imponente lo minimizara, pero tal era la contradicción que de todos modos sentía que esos ojos eran como imanes atrayendo toda su atención.

La mirada de Namjoon era una mezcla de peligro y dominación, y Jimin entendió en ese instante que estaba en desventaja, que sus atrevimientos podrían salir mal, veía las chispas de la determinación encenderse y sin duda era algo que su intuición no dejaba pasar desapercibida.

Hace mucho tiempo que no estaba con un chico, ni siquiera recordaba lo que se sentía, durante los últimos tres años solo ha estado con mujeres, lo que por supuesto era completamente diferente. Aunque nunca tuvo problemas de estar con alguien de su mismo sexo, siempre prefería irse por la vía segura y menos complicada. Por años se convenció de que su mayor atracción estaba dirigido a las mujeres, pero esa noche solo recordaba la razón por la que ha mantenido ese pensamiento por tanto tiempo.

Su familia y el resto del mundo era la única razón, ha tratado de evitar a toda costa, cualquier cosa que le causara dolor de cabeza, pero al final estuvo en una relación; por costumbre, por quedar bien, por complacer, fue feliz durante los primeros años, pero luego todo se convirtió en un desastre del que muchas veces intentó salir, pero simplemente volvía al mismo circulo vicioso una y otra vez.

¿Fue por amor? No, volvió tantas veces con ella por no defraudar, por cumplir con las expectativas de alguien más y quizás la de sí mismo al aferrarse a la idea de que las cosas mejorarían, pero nunca sucedió más que pelea tras pelea, una desilusión tras otra, hasta que ya no quedó nada.

Entregaba demasiado cuando realmente le gustaba alguien y a veces se odiaba por ello, porque podía demostrar ser un hombre fuerte, pero la realidad es que es bastante sensible y quienes más daño le han hecho, más que Inah, han sido los de su mismo sexo. Quizás tenía miedo de las cosas que podría sentir por un hombre y por ello cuando tenías las dos opciones, prefería a las mujeres.

Durante todo el día se ha sentido tan tímido alrededor de Namjoon, no sabía cómo sentirse cada que había algún roce entre sus cuerpos o cuando sus miradas se encontraban, ni hablar de todos esos momentos en los que lo llamó "lindo" o "pequeño", hace mucho tiempo que no ligaba con hombres, mucho menos con aquellos que suelen ser tan directos como el anfitrión de la casa.

—¿Para que soy bueno? —preguntó Jimin acomodándose en su lugar.

—Para pasar tiempo conmigo —contestó Namjoon dejando en manos del contrario la botella de vino vacía que había dejado sobre la mesita de muebles—. ¿O estás cansado?

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