XXIV. Un dedo en la cicatriz

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Demos amor como si fuera lo único importante. Porque lo es. Amor al estar, escuchar, sonreír, consolar y compartir. Amor al comprender, decir, callar y esperar. Amor al hacer, pedir, dar y agradecer —Mariana Aran.

El corazón de Jungkook iba a mil por hora tras escuchar aquellas palabras de Taehyung. Es de las tantas cosas que nunca esperaba pero que simplemente sucedían en momentos como ese.

Con una sonrisa que no era visible para Taehyung, lo apretó más contra su pecho y sintió el calor que emanaba de su cuerpo, también puedo percibir como su corazón latía igual de rápido que el suyo y se preparó para pronunciar las mismas palabras sin que su corazón explotara.

—Te quiero, mielcito —susurró—. Yo también te quiero y mucho. También quiero que este sentimiento sea parte del Jungkook del futuro porque se que él te querrá mucho más para ese tiempo.

—O puede que termine de conocer como soy realmente y no me quiera tanto —bromeó Taehyung al separarse tan solo un poco del cuerpo de Jungkook, lo suficiente como para poder mirarlo a los ojos.

—No digas eso, creo que pocas cosas harían que deje de quererte —expresó.

Acarició el rostro de Taehyung con su dedo pulgar, delineando sus cejas con un dedo, pasando luego a acomodar la comisura de sus labios. En sus pensamientos se pasaría todo el tiempo que pudiera besando sus labios, a veces se preguntaba: ¿por qué le resultaban tan adictivos?

—Bésame —le pidió Taehyung apretando sus manos alrededor de la cintura del pelinegro que no dejaba de pasar sus dedos sobre sus labios, como si tratara de asegurarse de que era real.

—¿Te beso? —cuestionó Jungkook inclinándose más a su rostro de manera que sus labios apenas llegaban a rozarse.

Los labios del castaño se separaron esperando que el contrario finalmente lo besara, pero no lo hizo. Y cuando intentó unir sus labios, Jungkook se echó hacia atrás, riendo bajito al ver el ceño fruncido de Taehyung.

—Oye —se quejó golpeando levemente el hombro de Jungkook.

—¿Quieres que te bese, mielcito? —masculló sobre sus labios, alejándose siempre que este intentaba romper con el poco espacio que había entre ellos.

—Si —susurró con la mirada puesta en los labios entreabiertos del pelinegro.

—¿Qué tanto? —cuestionó moviendo su rostro de un lado a otro, haciendo que sus narices se tocaran en el ligero movimiento y que Taehyung cerrara sus ojos ante el contacto.

—Mucho —musitó dejando salir un suspiro al ver como Jungkook se alejaba de él.

Lo estaba provocando, eso estaba claro. Estaba jugando con él.

—¿Mucho? —preguntó ladeando su cabeza un poco, rozando sus labios y finalmente uniéndolos en un beso que empezó lento y suave, pero se tornó mucho más desesperado.

Las manos de Taehyung fueron a parar en la cintura del pelinegro que lo tomaba del rostro para intensificar el beso. Jungkook pasó su lengua por los labios del contrario, sonrió en medio de este cuando sintió una mano apretar sus nalgas.

—¿Y esas manos tan traviesas? —cuestionó entre besos. Mordiendo ligeramente el labio inferior de Taehyung separándose tan solo un poco.

—Son para tocarte mejor.

—Oh.

Sin más, Jungkook volvió a besarlo con vehemencia, como si hubiese pasado un siglo desde la última vez que se besaron. Empujó hacia atrás el cabello de Taehyung y lo atrajo al tomarlo por la nuca, necesitaba ocupar todo el espacio, que no quedara nada entre sus cuerpos, ni una sola partícula. Que se volvieran uno solo.

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