Huida

356 32 5
                                    

Solo sabía que estaba oscuro

Muy oscuro y frío, la calle no podía estar más en soledad como en ese momento.

En un callejón húmedo y fétido entre los edificios

La lluvia mojando su cara sin tener a donde realmente resguardarse

Las gotas llevándose la sangre de sus manos y ropas.

Tenía miedo, mucho miedo, estaba solo, sin nadie más que él mismo.

-Hola pequeño.- su voz le dio escalofríos, una voz que daba la impresión de ser dulce y calmada, siendo todo lo contrario.- ¿Estás perdido?

Se volteó al tipo atrás de él, que lo saludaba con su bata de hospital y una gran sonrisa en su rostro

-¡Mis papás ellos! ¡Ellos!.- no podía parar de temblar, pero tenía la mirada perdida en algún punto muerto

-oh querido, tus papás ya no pueden estar contigo.- si sonrisa se ensanchó más si era posible, y con esa simple frase todo a su alrededor se congelo.

= Vamos ven conmigo, te llevaré a un lugar en el que estés a salvo.- le tendió su mano, de largos dedos como garras, no supo que lo hizo reaccionar para tomar su mano eh irse con el. Alejándose de los cuerpos en el callejón donde borbotaba sangre desde un corte limpio en el cuello

-------------

Veía  como el humo del cigarrillo se disipaba en el viento cálido del inicio del verano, sabía que nada podría sacar esa idea que rondaba en su cabeza, estaba listo.

-ire contigo.- hablo el mayor también con cigarrillo en mano mientras veía el horizonte desde la cima del edificio.

-no puedo pedirte eso.-

-no me los estás pidiendo, yo me estoy ofreciendo.

-tienes niños a tu cargo.-

- quien dijo que los abandonaría? Además tu también tienes a dos niños que decidiste proteger Dazai.- odiaba cuando Oda tenía razón.

- no puedo hacerme cargo de ellos.-

- no pero tú los salvaste, no confían en nadie más que en ti, ¿quieres que se queden en la calles? Que tal si tu jefe los encuentra, Gin solo es una niña.

Su semblante cambio, no podía permitir aquello, Akutagawa apenas sabía defenderse con 14 años, si le estaba enseñando, igual a Gin, aunque de formas un poco menos ortodoxas y legales, habían avanzado, pero no estaba en sus ideas que ambos chicos fueran parte de la mafia.

-esta bien, cuando termine de sacar el dinero.

-¿le dirás?.- el castaño no respondió.- Dazai, ¿vas a decirle?.- se voltio hacia la chica, para solo para ver si cara, imperturbable mientras el cigarrillo se consumía solo.

- mierda no lo sé, Odasaku no lo sé, no se cómo va a tomarlo.- se bajó del Pilar para recostarse de él y quedar frente a frente con el mayor, sin mirarlo

- están en esta extraña relación desde hace años, no puedes irte así como así.- el tono de Oda como siempre era serio y calmado.

- se encariño con la mafia, no puedo simplemente decirle que venga conmigo, tiene esta absurda imagen de mi, como puedo decirle que soy todo lo contrario.- lamentaba que el mayor lo conociera tan bien.

-has lo que creas correcto. Y si lo amas ya no deberías guardarle tantos secretos.

- soy el demonio prodigio y el ejecutivo más joven de la Port Mafia, buscado en Asia, parte de Europa y Oriente Medio, nadie conoce mi rostro, porque nunca quedan vivos para contarlo, soy la maestra de la tortura y la estrategia, si me atraparan me confinarían a una  prisión de máxima seguridad para más nunca poder ver la luz del sol y si tengo suerte, me condenan a pena de muerte. Enserio crees que  conozco algo tan simple y monótono como es el amor.- y sin más se fue sin mirar al más grande.

Mi Niña Amada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora