Confianza

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- apúrate enano, o es que tus piernas son demasiado cortas para caminar más rápido.- se burló el más alto en un susurro, debían evitar ser oídos.

- cállate caballa, no es mi culpa que empezara a crecer antes que yo.- le susurró devuelta el pelirrojo con un tono molestó.

Era más de media noche en Tokio, se suponía estaban en en una misión para crear alianzas con algunas organizaciones, Dazai como buen ejecutivo, y chuuya como su acompañante en una fiesta de gala en donde serían los representantes de la Port Mafia, además del inseparable Odasaku que era su simple escolta y guardespaldas.

La fiesta había sido un rotundo éxito y partirían a Yokohama mañana a media tarde, pero Dazai quería disfrutar un momento de esa pequeña libertad, así que con una cesta con contenido desconocido y un malhumorado pelirrojo que fue levantado de su queridísimo sueño, se dirigían a la terraza del hotel en donde se hospedaban que solo estaba permitido a los empleados, pero, ¿que más da?

-Estupida esto es una locura, van a corrernos del hotel.- hablo el pelirrojo al ver el letrero de "solo personal autorizado" en la puerta, viendo como la chica le entregaba la canasta y se disponía a forzar la cerradura.

- ay por favor chibi, no es la primera vez que hacemos algo ilegal.- dijo con ironía.- además es nuestro último día en Tokio y no hemos podido divertirnos.

- tu idea de diversión es hacer delincuencia juvenil?.- pregunto, viendo como la castaña abría la puerta y volteaba a verlo con una sonrisa

- Somos adolescentes no?.- contestó con una sonrisa tomando la mano del chico para salir del edificio hacia el exterior.

A pesar de la hora y que ambos se encontraban en pijama , la noche no era fría, ya que era mediados de julio y su ropa era bastante simple ahora que el chico del sombrero prestaba atención. Su pijama constaba de un pantalón a cuadros grises y una camisa blanca un par de tallas más grande, unas medias dispar y un para de pantuflas negras, y la chica llevaba un simple camisón de algodón blanco y por extraño que pareciera iba descalza, hasta parecia que iban en conjunto.

Podía ver cómo la castaña saltaba de un lado a otro balbuceando algo sobre que la altura era perfecta para lanzarse, se había acostumbrado a sus intentos suicidas eh incluso había evitado algunos de ellos, admiraba a Oda por soportarla 24hrs al día, el la veía como mínimo dos veces por semana y terminaba con dolor de cabeza, pero por extraño que pareciera le gustaba la chica.

-Aqui está chibi, un picnic a la luz de los edificios.- termino por señalar la chica mientras se sentaba en el mantel puesto en el piso, dejando un lugar a su lado.

-¿Como se te ocurrió esto Dazai?.- termino de sentarse

- Lo vi en una película.-

- que absurdo.-

- bueno si no quieres me iré con este delicioso Cabernet Sauvignon que robe de la cocina.- chantaje, típico de la más alta.

- está bien tu ganas.- se "rindió" el más pequeño mientras veía como iba sacando poco a poco las cosas de la canasta, queso, pan, algunas frutas, una ensalada y tarta de mermelada, para al final sacar el vino junto a ambas copas.

No podía negar que se estaba divirtiendo, le encantan esos momento en donde no eran, el demonio prodigio y la mano derecha de una ejecutiva, no eran el equipo doble negro, solo eran dos adolescentes de 16 años que habían tenido una vida muy dura y solo querían actuar como lo que eran.

La noche fue esplendida, después de comer terminaron recostados en el suelo mientras veían el cielo, aunque las estrellas no eran tan visibles por las luces de la ciudad se sentían bastante tranquilos uno al otro, esperando con calma la salida del sol, para ver el amanecer de su último día en Tokio.

- Chuuya, ¿confías en mí?.- la voz del castaño salió como un murmullo, si no fuera por su cercanía no lo habría oído; no había burla ni sarcasmo en su voz, estaba preguntando enserio.

- Si no lo hiciera, no pondría mi vida en peligro cada vez que uso Corrupción, maldita caballa.-

- hablo enserio.- volteó a mirar al pelinaraja que hizo lo mismo, mirando todo de sí, leyendo su alma a través de sus ojos, como si con solo mirarse pudiera contar cada uno de sus secretos.

Chuuya dudó en tomar la mano contraria, que está a sólo unos centímetros de distancia, apenas un movimiento era suficiente para rozar ambas extremidades, con timidez fue moviendo su meñique, acariciando las vendas que envolvían los nudillos de la más alta.

- por supuesto que sí.- susurro, para no romper el momento tan íntimo que tenían, Dazai termino por entrelazar su mano con el chico para al alzar la vista, los hermosos tonos claros tomaban lugar en el cielo y haci dar paso al día.

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- Pero tú no confiaba en mi, verdad.- pregunto al aire el ojiazul, parado en la cornisa de la sede de la mafia, en medio del noche mientras tomaba de la botella de Petrus en su mano derecha.

Holis solecitos, nuevo capítulo.

Este es el capítulo al que noble encontraba un rumbo fijo, ya lo logré.

La verdad quería tener esta escena de Dazai y Chuuya en el techo y toda la cosa, pero a mitad del capítulo no sabía cómo terminarlo, así que lo deje olvidado y termine escribiendo celos y huida, al final quice ponerlo como un recuerdo de Chuuya .

Ya próximamente, vamos a ver cómo reacciona Morí a la desaparición de Dazai, ¿Se habrá dado cuenta que Dazai había estado robando dinero desde hace mucho? ¿Como creen que reaccionara?

Y también veremos qué hará Dazai a partir de ahora, ¿Irá a la ADA? O simplemente permanecerá escondido, que me dicen

Espero les esté gustando y como siempre

Hasta la próxima solecitos

Mi Niña Amada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora