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Lando

Volví a las cuatro de la mañana al hotel, esperaba no llamar la atención, pero el tubo de escape de mi coche no ayudó mucho. Salió Carlos por la ventana mirándome mal. Odia que lo despierten.

–¡¿Qué coño haces?! –pregunta susurrando, estaba todo tan callado que lo oí perfectamente.

–Perdón.

–... ¿De dónde vienes? –me mira de arriba a abajo.

–Mira, no tengo tiempo de preguntas, ¿vale? Déjame entrar –me acerqué a su ventana, suerte que era un primer piso y llegaba saltando. Él con un suspiro se quitó y yo pude pasar.

–Dime de donde vienes –me quita el casco de un tirón.

–¡Qué me arrancas la cabeza!

–Lando.

–... De correr.

–¿Otra vez?

–Sí. Ya sabes que hacen por todo el mundo, y ahí al menos gano. Podrías venir, le tapas la matrícula al Ferrari y te vienes.

–No sé.

Me encogí de hombros.

–Es divertido. Hoy se me ha subido una chica de copiloto. Muy maja. Se llama Rihanna.

–Bonito nombre.

–Riri –sonrío.

–Dime que no la has liado y no te han visto NADA por lo que te puedan reconocer…

–Noooo… Ya aprendí de la última –follé con una chica y me quité el casco. Se quedó loca, y claro, me costó un par de centenas mantenerla callada.

–Menos mal.

–¿Vienes mañana? Si te va mal, lo descargas quemando rueda. Volveremos un poquito tarde, pero bueno… –sonrío.

–Me lo pienso.

–Ve pidiendo un casco cromado –le doy dos palmadas en el hombro y salgo de su cuarto en dirección al mío. Si viene, se romperá su papelito de hermano mayor. Y tendré qué restregarle el resto del mes.

Me quedé pensando en la chica de antes, era guapísima. Tenía unos ojos preciosos, y una sonrisa aún más bonita. Si mañana la veía, sería yo el que le pidiera venir de copiloto. Me había parecido interesante. Además, creo que podría cometer la locura de venir aquí una y otra vez con el coche a correr, con tal de encontrarla. Obviamente no haría la estupidez del casco. Aunque tenía que proteger mi identidad de alguna manera, si la FIA se entera de que uno de sus pilotos está haciendo el loco con su coche por el mundo, adiós Fórmula 1… pero si llevo casi seis meses haciéndolo, no creo que se enteren ahora.

En fin, la clasificación del día siguiente fue como el culo, como era de esperar, y estaba cabreado. Cosa que descargaría con el coche por la madrugada. Menos mal que tenía aquello para despejar la mente. Aporreé la puerta de Carlos cuando llegué al hotel, me abrió con toda la cara de mala hostia.

–Vienes –le tiendo una placa para que pueda cubrir su matrícula.

–No te he confirmado nada.

–No era una pregunta.

Suspiró y tomó la placa. Sonreí.

–Tienes suerte de que tenga un casco de sobra.

–Sí, una suerte que flipas… –dice sarcásticamente.

Nos encaminamos al garaje del hotel, en el que tapamos ambas matrículas, le dejé mi casco de sobra y me puse la ropa de ayer.

–¿Vas de negro? Sí que te metes en el personaje… –a veces me irrita lo irónico que puede llegar a ser.

ᴀᴅɪᴠɪɴᴀ ǫᴜɪᴇɴ sᴏʏ [Finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora